꒰꒰ 🥀 𝗉𝖾𝗊υ𝖾ñ𝗈𝗌 α𝗏α𐓣𝖼𝖾𝗌 ⪦̮

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l lunes había marcado un nuevo comienzo, o al menos así lo sentía Sunghoon. Aunque Jiyeon no había dado señales claras de que quería reavivar su relación, su gesto al aceptar las flores y agradecerle fue suficiente para él. Había una puerta abierta, y eso era más de lo que había tenido en años.

Durante los días siguientes, las cosas en la escuela comenzaron a cambiar sutilmente. No había grandes declaraciones, ni confrontaciones dramáticas, pero tanto Sunghoon como Jiyeon sabían que algo entre ellos estaba evolucionando. El aula, los pasillos, incluso las horas del almuerzo, tenían ahora un nuevo matiz que ninguno de los dos podía ignorar.

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El martes por la mañana, cuando Sunghoon llegó a su clase, notó que Jiyeon ya estaba en su asiento. Ella, como siempre, estaba tranquila, organizando sus libros antes de que comenzara la lección. Sin embargo, esta vez, cuando sus miradas se encontraron, fue Jiyeon quien sostuvo el contacto visual por unos segundos más de lo habitual, antes de apartar la vista.

Sunghoon sintió un ligero nerviosismo en su interior, pero también una esperanza silenciosa. Decidió dar el primer paso. Caminó hacia su asiento, que estaba no muy lejos de ella, y con una sonrisa leve pero sincera, se acercó un poco más.

“¿Cómo estás?” preguntó, en un tono casual, sin la intención de presionar.

Jiyeon lo miró, su expresión todavía reservada, pero había algo diferente en sus ojos. Menos distancia, menos frialdad.

“Bien, gracias,” respondió. Por un momento, parecía querer decir algo más, pero se quedó en silencio. Sunghoon no quería forzarla, así que se limitó a asentir y dirigirse a su asiento.

Ese pequeño intercambio fue el primero de muchos que comenzaron a ocurrir de forma más frecuente. Jiyeon no lo evitaba como antes, ni ponía la misma barrera que había construido a lo largo de los años. Aunque no eran amigos cercanos como en su infancia, empezaron a compartir más pequeños momentos, como un breve saludo en los pasillos o algún comentario sobre las clases.

Para Sunghoon, estos pequeños avances eran importantes. No buscaba apresurarse. Sabía que Jiyeon necesitaba tiempo para procesar todo lo que había ocurrido, pero cada interacción le daba una pequeña esperanza de que, quizás, ella también estaba considerando la posibilidad de intentarlo.

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El cambio más evidente fue en Jiyeon. Ahora que había confesado lo que llevaba guardado durante tanto tiempo y había dejado de fingir ser la chica fría y distante que no era, sus interacciones con el resto de los compañeros también comenzaron a transformarse.

Ya no parecía tan impenetrable. Aunque seguía siendo reservada, había pequeños destellos de la Jiyeon que Sunghoon recordaba de su infancia: la chica con una risa fácil y una sonrisa sincera. Comenzó a hablar más con algunos compañeros de clase, a participar en pequeñas conversaciones, aunque nunca de manera forzada.

A medida que pasaban los días, el cambio en Jiyeon y las interacciones más frecuentes con Sunghoon no pasaron desapercibidas para el resto de sus compañeros. Algunos lo comentaban abiertamente, mientras que otros simplemente los observaban con curiosidad. El hecho de que Sunghoon, uno de los chicos más populares, estuviera tan centrado en Jiyeon, la chica distante que había mantenido su distancia de todos durante años, no dejaba de sorprender a la gente.

Un día, Sunghoon y Jiyeon entraron al aula casi al mismo tiempo. Aunque no habían planeado encontrarse de esa manera, las miradas de sus compañeros se dirigieron de inmediato hacia ellos. Jiyeon caminó hacia su asiento con tranquilidad, mientras Sunghoon, apenas unos pasos detrás, se dirigía al suyo. Durante un momento, sus ojos se cruzaron, y Jiyeon esbozó una pequeña sonrisa, lo que no pasó desapercibido para nadie.

𝙰 • 𝙻𖹭𝗏𝖾 • 𝚄ⴖ𝗍𝗈ᥣᑯ  ˗ˏˋ 𝚂υⴖ𝗀ɦ𝗈𝗈ⴖ ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora