𝐌𝗂é𝗋𝖼𝗈ᥣ𝖾𝗌
࿙֢͝࿚︶࿙֢͝࿚ㅤ𖹭ㅤ࿙֢͝࿚︶࿙֢͝࿚El miércoles llegó con una atmósfera de anticipación aún más intensa. Los rumores sobre las cartas no dejaban de crecer, alimentados por la especulación y la curiosidad de todos en la escuela. El hecho de que la autora de las cartas seguía siendo un misterio, sumado al hecho de que parecía conocer a Sunghoon de una forma tan personal, había convertido la confesión en el tema principal de conversación.
Sunghoon, sin embargo, no tenía espacio para los rumores. Desde el lunes, su mente estaba atrapada en las palabras de esa chica. "Nunca levantaste la vista para verme de verdad." Esas palabras seguían resonando dentro de él, haciéndolo pensar una y otra vez en Jiyeon.
¿Era ella realmente la que le estaba escribiendo?
Aunque no había nada que lo confirmara, algo en su interior no podía dejar de pensarlo. Desde la carta del martes, Sunghoon había repasado todos sus recuerdos de la infancia, todas las veces que había estado con Jiyeon. Ella había estado siempre allí. Desde que eran niños hasta su adolescencia, había sido una constante en su vida, hasta que, de repente, se alejó. Lo que no había comprendido entonces era que su distancia no había sido por falta de interés, sino todo lo contrario.
Y lo que dolía ahora era que solo se dio cuenta de sus sentimientos cuando ya era demasiado tarde.
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Cuando llegó la hora del almuerzo, Sunghoon se dirigió a la cafetería con una mezcla de ansiedad y expectativa. Los murmullos a su alrededor no cesaban, y aunque sus amigos seguían bromeando sobre la carta, él no podía unirse a sus risas. Mientras se sentaba en su mesa, el sonido familiar de los altavoces crujió y la voz del club de radiodifusión rompió el silencio.
“Hoy tenemos otra carta para Sunghoon”, anunció la locutora, ya acostumbrada al revuelo que provocaban esas palabras.
El aula quedó en silencio una vez más. Sunghoon respiró hondo, preparándose para lo que estaba por escuchar. No podía evitar el leve nerviosismo que lo invadía cada vez que la carta era leída. Algo en su pecho se tensaba, como si una parte de él ya supiera lo que estaba por venir.
La voz de la locutora siguió leyendo:
"Solíamos estar juntos, pero en algún momento, dejé de intentar que me vieras. A tu lado, me sentía invisible, aunque éramos inseparables. El tiempo que pasábamos juntos se volvió doloroso para mí, porque aunque estábamos ahí, sentía que no me mirabas realmente. No como yo te miraba a ti."
El susurro colectivo en el comedor fue más fuerte esta vez. El tono de la carta había cambiado. Ya no era solo un juego de pistas o una confesión inocente. Había algo más profundo, una herida abierta que Sunghoon podía sentir con claridad.
Mientras los murmullos crecían a su alrededor, Sunghoon no podía moverse. Era ella. Ahora estaba casi seguro. Ninguna otra persona podría haber estado tan cerca de él, compartir tantos momentos y, al mismo tiempo, sentir esa desconexión dolorosa.
Jiyeon.
La autora de la carta no estaba hablando solo de cualquier tipo de invisibilidad. No se refería a haber estado físicamente allí sin que él la viera. Ella hablaba de haber estado presente, de haber sido su amiga más cercana, sin que él la viera como lo que realmente era: la chica que lo había amado en silencio.
Sunghoon cerró los ojos, tratando de calmar la tormenta de emociones que comenzaba a levantarse dentro de él. Todo comenzaba a encajar. Jiyeon había sido su compañera constante durante años, y él, en su inocencia y estupidez, la había visto solo como su amiga. Su compañera de juegos, la chica con la que compartía recuerdos de infancia, pero nunca como alguien por quien pudiera sentir algo más profundo.
Y entonces, cuando Jiyeon se dio cuenta de que él no la veía de esa manera, se alejó.
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Después de las clases, Sunghoon no pudo evitar dirigirse al mismo lugar donde todos estos recuerdos parecían resurgir: el parque. Se había convertido en una especie de refugio para él en los últimos días, un lugar donde podía pensar con claridad. El aire de otoño era fresco, y las hojas caían suavemente de los árboles, creando un ambiente tranquilo y nostálgico que parecía reflejar su estado emocional.
Se sentó en el mismo banco de siempre, recordando todas las veces que había estado allí, no solo recientemente, sino también en el pasado, cuando solía ir con Jiyeon. ¿Cuántas veces la había tenido justo a su lado y no la había visto como lo que era?
Jiyeon siempre había sido especial para él, pero nunca había cruzado esa línea en su mente. Nunca había pensado en ella de una forma romántica cuando eran más jóvenes. Para él, siempre había sido su amiga, la chica con la que podía hablar de cualquier cosa. Pero nunca había visto el dolor detrás de su risa, la tristeza detrás de su mirada cuando ella finalmente comprendió que él nunca la miraría de la forma en que ella quería que lo hiciera.
Y cuando se alejó, fue cuando él se dio cuenta de sus propios sentimientos.
Sunghoon apretó los puños en su regazo, frustrado. La ironía de todo era casi insoportable. ¿Cómo no lo había visto antes? Había esperado demasiado, y cuando finalmente comprendió lo que sentía por Jiyeon, ella ya se había cerrado para protegerse. Desde entonces, él había seguido sus pasos en silencio, observándola desde lejos, sin atreverse a acercarse por miedo a reabrir viejas heridas.
¿Y si era ella la autora de las cartas? Todo parecía apuntar a eso, pero Sunghoon aún se sentía atrapado en la incertidumbre. Las cartas no eran explícitas, pero las pistas eran demasiado claras como para ignorarlas.
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Esa noche, Sunghoon no pudo evitar recordar la última vez que había hablado con Jiyeon de verdad, antes de que se distanciaran por completo. Fue durante uno de sus paseos habituales al parque. Estaban sentados en el mismo banco, ella hablaba sobre un libro que estaba leyendo, y él solo la escuchaba, admirando lo inteligente y apasionada que era. Pero había algo en su mirada ese día, algo que él no supo interpretar en su momento. Algo triste.
Lo que no entendió entonces, lo comprendía ahora. Ella había estado esperando que él la viera, que le diera una señal de que él también sentía lo mismo. Pero Sunghoon, cegado por la comodidad de su amistad, nunca lo hizo.
Y cuando Jiyeon se cansó de esperar, se fue.
El dolor de esa pérdida lo había acompañado durante años, pero Sunghoon nunca se había atrevido a enfrentarlo directamente. Se había quedado con la distancia, observándola desde lejos, esperando una oportunidad que nunca llegaba. Y ahora, las cartas lo habían obligado a enfrentar lo que había estado evitando: el hecho de que, en algún momento, fue él quien no la vio de verdad.
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La incertidumbre lo seguía mientras se preparaba para irse a dormir esa noche. Se sentía atrapado entre el pasado y el presente, entre la niña que había perdido y la chica en la que Jiyeon se había convertido. ¿Podía ser que después de todo este tiempo, ella también seguía sintiendo algo por él? ¿O simplemente estaba cerrando una historia que nunca se llegó a escribir?
Sunghoon no tenía respuestas, pero sabía que la próxima carta podía ser la clave. La carta del jueves traería más pistas, y si lo que sospechaba era cierto, entonces pronto se enfrentaría a la verdad que había estado evitando durante tanto tiempo.
Cerró los ojos, intentando calmar su mente, pero las palabras seguían resonando en su cabeza, como una melodía persistente que no podía ignorar.
"Nunca me viste realmente."
Las piezas estaban empezando a encajar, y Sunghoon no estaba seguro de si estaba listo para lo que descubriría.
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𝙰 • 𝙻𖹭𝗏𝖾 • 𝚄ⴖ𝗍𝗈ᥣᑯ ˗ˏˋ 𝚂υⴖ𝗀ɦ𝗈𝗈ⴖ ˎˊ˗
Hayran KurguLa vida de Sunghoon da un giro inesperado cuando recibe una serie de cartas anónimas, que sacan a la luz viejos recuerdos y emociones reprimidas. A medida que las cartas revelan fragmentos de una conexión perdida, él se enfrenta a la realidad de su...