—No pensé que recibiría visitas de madrugada, hay pocas personas en el hospital. —La enfermera se resistió. —No es horario, debería irse y regresar después.
—Solo puedo hacerlo ahora, es importante para nosotros señorita. —zanjó con arrogancia.
—¿Nosotros? —Pregunto la enfermera.
—Si... nosotros. —enfatizó aquella voz.
Las voces se escucharon a través de las paredes, no había logrado conciliar el sueño así que; si el reloj tenía la hora correcta eran las cuatro en punto y yo estaba despierta y con hambre.
—Puede pasar veinte minutos. —accedió. —, Pero debe estar dormida.
Si vale, como la bella durmiente, venga a ver como duermo.
—No se preocupe por nosotros. —concluyó.
Empezó a resonar los pasos de aquella persona desde afuera, en ese momento mis ojos se fijaron en la puerta esperando reconocer a la persona que se encontraba a punto de pasar y más bien saber quién es tan raro como para venir al hospital en medio de la madrugada.
Mis cejas se fruncieron, pero no de desagrado si no más bien de admiración y deleite, junto a ese movimiento mis labios se entre abrieron formando así en mi rostro el asombro de verlo.
—Pucca, hasta donde te llevo el rio joder... —Dijo ensanchando su sonrisa.
—¿Qué, cómo que Pucca? —Mi cara de asombro se desvaneció por algo de confusión.
El chico me miró con fijeza. Se recogió las mangas de su camisa blanca y se sentó en la silla a mi lado ignorando mi pregunta.
Los tatuajes de sus brazos recibieron toda mi atención, más que admirar sus ojos azulados o las pequeñas pecas en su rostro.
—Soy Nathaniel por cierto, llámame Nate. —soltó. —No te caigas de nuevo, no te lo diré una tercera vez.
—Oh gran hombre lamento haberme caído por accidente. —solté poniéndole drama a cada sílaba.
Se mantuvo en silencio durante un segundo y luego rompió el silencio:
—Así que es cierto que perdiste la memoria... —murmuró. Pareció estar pensando sobre un tema. —¿Sabes que eres mi objeto sexual?
—¿Qué dices? —Mi voz salió severa. —¡Yo no sería capaz de ser así!
—Pero lo fuiste cachorrita.
—Nathaniel no le digas esas boludeces. —le regañó.
Resulta que habían entrado dos personas más mientras yo me impresionaba con Nathaniel.
El chico de cabello platinado se fue a un lado con libros de la habitación mientras que la chica seguía hablando.
—No es cierto, de hecho se hablaron dos veces en todo lo que llevas de año. —esta vez hablo para mí.
—Ginny, con todo respeto ¿Será que puedes dejar de meterte en mis asuntos un maldito día?—zanjó Nate.
—No si involucra la salud mental de alguien. —replicó la chica.
Me encontraba quieta analizando la situación, el chico de cabello blanco platinado ya había elegido un libro para leer.
—¿Quiénes son ustedes? —Me incluí en la conversación.
—Oh, lo lamento, no nos conociste.
—Porqué no debía. —soltó el chico desde el fondo con un libro en las manos y observando a Ginny fulminante.
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Necrofago
Mystery / ThrillerEntre miles de personas ahí están ellos. Un secreto. Una vida. Un gusto y placer distinto por la comida. Somos iguales pero no somos los mismos.