Capítulo IX

218 22 2
                                    

Johnny se sujeta del volante, mirando desde el espejo retrovisor la escena de padre e hijo riendo y conversando animadamente, ambos en su propia burbuja. Johnny escuchaba atentamente todo lo que Daniel y su pequeña hija conversaban y se permite mirar el brillo en los inocentes ojos de la menor al escuchar a su padre prometerle que le compraría algodón de azúcar y que ganaría cientos de peluches para ella. El alfa sonríe inconscientemente, junto con una extraña sensación cálida en el pecho.

—¡Señor gruñón! — Sam le llama con una animada sonrisa —¿Ya llegamos?

Johnny sonríe y niega lentamente. Realmente prefería mil veces el apodo de "Yuyu"

—Aún no, pequeña— dice sin dejar de mirar al frente y sin borrar su sonrisa —La feria está un poco lejos, está fuera de la ciudad— explica.

Sam asiente ante la respuesta con un ligero puchero en sus labios, pues, aunque ella realmente está emocionada por llegar ya a la feria, sabía que debía ser paciente.

Tal y cómo su papi le ha enseñado.

El camino no era para nada silencioso, había música infantil sonando en el auto, a petición de la pequeña Sam quien con un simple puchero logró convencer a Johnny para poner música. Daniel tarareaba y miraba con una sonrisa brillante a su pequeña hija, quien disfrutaba de la música y cantaba a todo pulmón con su vocecita ligeramente chillona.

Pero pronto el alfa da un ligero brinco desde su asiento al escuchar al omega y a la pequeña chillar de emoción.

—¡Five senses, here we go! — comienza a cantar Sam con una gran alegría, mientras intentaba bailar desde su asiento la coreografía que su tío Chozen le había enseñado.

—Say five (five), hi five (hi five)— Daniel le siguió alzando sus brazos al aire con Sam imitándolo y siguiéndole cómo podía.

—¡Vamos señor gruñón! ¡Cante! — le dijo Sam y sin pensarlo mucho Johnny se les unió, mientras reproducía una y otra vez aquella pegajosa canción infantil que el menor le comentaba una y otra vez que su tío Chozen le enseñó.

Cuando finalmente llegan, Johnny paga la música y estaciona su auto memorizando en que fila del estacionamiento se estacionó. El alfa es el primero en salir y con grandes pasos rodea su auto para abrir la puerta del copiloto, ignorando la mirada confundida de su asistente y simplemente le sonríe inocente. Sam ya los espera con los brazos abiertos y con su bonito rostro expresando toda la emoción que sentía, pero esta vez no extiende sus brazos en dirección a su padre, si no hacía Johnny y este mira al omega pidiéndole su permiso, pues la pequeña quería ser cargada por él.

—Está bien, puedes hacerlo— Daniel le da luz verde y el alfa asiente con una ligera sonrisa.

Johnny toma a la pequeña en sus brazos después de desatarle el cinturón de seguridad a Sam. La menor suelta una risita al ser llevada por el alfa en sus hombros y prenden marcha hasta la entrada de la feria, con Johnny jugando con Sam al avión mientras que la pequeña extendía sus bracitos por los lados y el alfa hacía soniditos de avión con su boca. Daniel sólo iba detrás de ellos asegurándose de que su hija no cayera de espalda, listo para extender sus brazos y salvarla. El alfa paga las entradas y Daniel se compromete a pagar la cena, pese a saber que la invitación había sido hecha por el alfa.

El lugar olía a manzana acaramelada y gracias al aire hileras de algodón de azúcar volaban sobre sus cabezas, había lindas y brillantes luces por doquier y la gran rueda de la fortuna era quien más brillaba. También se escuchaban los ruidosos gritos de las personas más valientes que se aventuraban a subirse a la montaña rusa y el martillo, pequeños niños corrían de aquí y allá y las familias disfrutaban del colorido y alegre lugar.

Stupid Boss | LawRusso | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora