Capítulo IV

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Apenas la blanca aurora había dado lugar en aquel lindo vecindario con el ardor de sus calientes rayos, ya comenzaban a gorjear en los árboles los pajarillos, y en sus diversos y alegres cantos parecía que daban la norabuena saludando a la fresca mañana.

El omega no tardó en despertarse ante el primer contacto de luz en su piel que se colaba desde las cortinas de su ventana. Esta vez el joven padre se aseguró de despertar lo más temprano posible para pasar por lo menos un pequeño tiempo al lado de su amado hijo. Luego de dos meses completamente agotadores y llenos de pesado trabajo, tan siquiera quería desayunar con su bebé.

Rápidamente el omega se puso manos a la obra y preparó los famosos Hot Cakes en forma de ositos que tanto amaba comer su pequeña hija. Sin olvidar su vaso con chocolate y algo de fruta picada en forma de dinosaurios que podía hacer gracias a los moldes de galletas que tenía en su cocina.

Satisfecho de su desayuno, se dirigió a la habitación de su pequeña. El omega pensaba en que su bebé iniciaría la escuela mañana, y sabía que tenía que hacer algún un truco de magia u algo parecido para que su jefe le diese el permiso de llegar unas horas más tarde y lograr llevar a Sam a su primer día de escuela.

Alejó todo pensamiento en cuanto llegó finalmente a la puerta de la habitación de su pequeña, "Samantha" se leía en el pequeño letrero color amarillo con ositos pintados en la puerta. Entró y se dirigió hasta las cortinas, abriéndolas para que la habitación se iluminara, con ello espero a que su hija se despertara, pero sabía que era de sueño pesado.

—Sam, mi vida despierta— Daniel dijo dulcemente, mientras removía suavemente el cuerpecito de su hija.

Después de unos cuantos minutos intentando despertar a la menor, finalmente logró hacerlo y la pequeña le sonrió dulcemente al verle.

—¡Buenos días, papi! — el pequeño saltó a sus brazos, escondiendo su pequeño rostro en la curvatura de su cuello.

Amaba el aroma de su papá, siempre le relajaba.

—Buenos días, mi cielo— saludó de vuelta —Preparé los Hot Cakes que tanto te gustan, amor.

—¡Gracias, papi! — Sam le sonrió mostrando sus dientitos y sonrió aún más emocionado al recordar algo —¡Tío Chozen me compró un estuche de osito! — contó felizmente, ya que la noche anterior no pudo hacerlo.

—¿Si? — preguntó feliz y el menor asintió —Me alegra mucho mi vida— Daniel dejó un tierno beso en su regordeta mejilla —Mañana inicias la escuela... ¿Por qué creces tan rápido, mi cielo? — Daniel puchereó.

—¿Estás triste, papi? — Sam le miró con preocupación —¡Nunca te dejaré sólito! ¿Lo recuerdas? ¡Juntos por siempre, papi!

—Juntos por siempre, mi amor— Daniel sonrió intentando ocultar sus lágrimas —Lamento estar ausente en estos últimos meses... Pero... ¿Lo entiendes, mi cielo?

—Lo entiendo, papi— sonrió tiernamente —Se que trabajas mucho para poder comprar todo lo que necesito ¡Por eso me porto bien, papi!

—Eres una magnífica hija— Daniel sonrió abrazando a su hijo —Gracias por llegar a mi vida, Sam.

La menor sonrió y tiernamente besó la mejilla de su padre, quien rápidamente le besó de vuelta.

—Te amo papi— dijo Sam, mientras reía pues con sus manitas aplastaba las mejillas de su padre y este hacía una cara graciosa.

—También te amo mucho, mi amor.

—¿Me acompañaras a la escuela? — preguntó con ojitos brillantes.

Stupid Boss | LawRusso | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora