Introducción

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Theo aún no aparecía.

Después de haber escuchado casualmente de él, Amber decidió ponerse en contacto. En realidad, ella ya había pensado en hacerlo mucho tiempo atrás, cuando aún titubeaba al recordar su nombre. T-h-e-o. Suena muy intelectual.

Ella pidió un vaso de agua, rogándole a Dios que su cita no tardara mucho en llegar. Un deseo concedido.

Él la vio inmediatamente después de entrar al café. Era imposible no reconocerla, o eso creía él. Amber alzó un poco su brazo izquierdo, como para que Theo la viera mejor, aunque él ya la había visto. Él notó cómo había cambiado ella; es decir, ahora ella llevaba el cabello perfectamente peinado, y aunque siempre le había gustado arreglarse, ahora se veía más madura. Llevaba puesta ropa formal, una falda recta negra y un saco a la medida. Hace siete años hubiera sido normal verla en jeans y un suéter holgado.

Pero, ¿qué podía decir Theo? Él también había cambiado. El cabello lo llevaba recortado y ya no se veía tan rubio como antes. Su estilo de ropa no había cambiado demasiado, pero aún así era diferente. Ya no tenía la cara risueña que Amber creía recordar.

Habían cambiado.

Un Último DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora