Capitulo 1: La Eterna Adolescente

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Camila, una joven de mirada penetrante y sonrisa enigmática, caminaba por la calle Florida con su cuaderno de bocetos bajo el brazo. De pronto, una fugaz mirada la impactó. Un joven alto y de cabello castaño la observaba desde la esquina.

—¿Quién será? —murmuró Camila para sí misma, frunciendo ligeramente el ceño.

Era Adrián, un estudiante de Música que se había enamorado de ella a primera vista.

—Es ella... —susurró Adrián, casi sin poder contenerse, mientras le daba un leve empujón a su amigo, Bruno, que estaba a su lado—. La chica de la que te hablé, Bruno.

Camila, sin saberlo, despertó la curiosidad de Bruno, un joven de mirada sensible y alma de poeta, que también estaba en la calle. Bruno se sentía intrigado por el aura misteriosa que rodeaba a Camila.

—Tiene algo... —comentó Bruno en voz baja, sin dejar de mirar a Camila—. Algo en su mirada, ¿no lo crees?

—Es mucho más que eso, Bruno —respondió Adrián, con una sonrisa que delataba su creciente fascinación.

Los tres jóvenes, sin saberlo, estaban a punto de verse envueltos en una historia de amor, amistad y autodescubrimiento.

Días después, Adrián, impulsado por su amor por Camila, decidió declararse.

—Camila —dijo con voz temblorosa cuando se encontraron en una esquina cercana al conservatorio—, hay algo que debo decirte. Desde que te vi por primera vez, no he podido dejar de pensar en ti... Me gustas, mucho.

Camila lo miró con ternura, pero también con una expresión seria.

—Adrián... yo... —empezó a decir mientras buscaba las palabras adecuadas—. Eres un gran amigo, pero quiero ser honesta contigo. No siento atracción sexual por nadie.

Adrián, al principio desconcertado, se quedó en silencio unos segundos. Luego, respiró profundo y asintió.

—Lo entiendo —dijo finalmente, con una sonrisa forzada—. No te preocupes, Camila, respeto tu decisión. Sigamos siendo amigos.

Camila sonrió con alivio.

—Gracias, Adrián. Eres una persona increíble —respondió, tocándole suavemente el brazo.

Por su parte, Bruno se sentía cada vez más atraído por la honestidad y la autenticidad de Camila. Un día, mientras charlaban en el parque, Bruno dejó escapar un suspiro.

—Es difícil no enamorarse de ti, Camila —confesó con una media sonrisa—. Pero no te preocupes, no espero nada de ti, solo aprecio tu compañía.

Camila lo miró con sorpresa, pero también con gratitud.

—Gracias, Bruno. La verdad es que me confunden muchas cosas... A veces no entiendo por qué no siento atracción sexual, pero disfruto tanto estar con ustedes.

Bruno asintió, respetuoso.

—No tienes que entenderlo todo ahora. Solo sé que estamos aquí para ti.

Días más tarde, mientras los tres amigos se encontraban en un café, Camila decidió hablar con ellos abiertamente sobre sus sentimientos.

—Chicos, hay algo de lo que quiero hablar —dijo, apoyando su taza en la mesa—. Me he estado sintiendo diferente, y creo que ya saben que no experimento la atracción sexual de la misma forma que ustedes.

Adrián y Bruno intercambiaron miradas, antes de asentir con comprensión.

—Lo entendemos, Camila —dijo Adrián—, y estamos aquí para apoyarte, siempre.

—Lo importante es que sigas siendo tú misma —agregó Bruno, mirándola con empatía—. Nuestra amistad no depende de eso.

A partir de ese momento, los tres jóvenes formaron un vínculo aún más fuerte. Se apoyaron mutuamente en sus momentos difíciles y celebraron juntos sus alegrías. Comprendieron que el amor no se limita a la atracción sexual, sino que se basa en la confianza, el respeto y la comprensión.

—Somos un equipo, ¿no? —bromeó Adrián una tarde, mientras reían juntos en un parque.

—Siempre lo seremos —respondió Camila con una sonrisa, rodeada por el calor de su amistad.



ADRIAN

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ADRIAN

Camila, la eterna adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora