Verde, verde y más verde.
No dejaba de sorprenderme por la inmensidad del mundo más allá. Me sentía como un ave que había escapado de una jaula abierta sin querer. La brisa azotaba mis ojos al galope, aunque Pradoverde no se inmutaba. Me sentí, más que nunca, libre.
El alba se había convertido en mediodía, la luz abrasaba a la vez que iluminaba los campos del paraíso. Aquellas estepas eran incluso laberínticas, sin embargo, había una ruta que era de gran ayuda. Las sendas de Cartago, bajo la explicación excéptica de Fabiola, fue el trayecto que Astaroth, la vagabunda, recorrió al ser desterrada del 1° Sol-Dominio, y que cruza de Oeste a Este la gran isla. Desconozco cuánto es eso realmente, pero si al menos una humana fue capaz de andar por esos tramos y colocar balizas de su camino, quiere decir que han de ser caminos seguros, o al menos en gran medida.
Un viaje sin rumbo, ni fin, ni seguridad.
Que raro, normalmente solo hablas cuando me encuentro ante una situación de mayor adrenalina.
Aún estás a tiempo de dar marcha atrás y volver. Con suerte, podrás decir que estuviste fuera con algún propósito inventado, y con algo más de suerte, Fabiola te cubriría.
No. Emprendí este viaje en busca de respuestas. Mi rumbo es mi destino, mi fin es la verdad y mi seguridad es mi prudencia.
¿Prudencia? Un hombre prudente meditaria más su búsqueda, nos e lanzaría a la aventura a la primera que su amada se lo dice.
El riesgo a veces es necesario, no iba a esperar tumbado en mi cama hasta que los días de mi vida pasarán y no haber logrado nada.
Un silencio cundió nuestra conversación no verbal, parecía que aquella voz estaba destinada a llevarme la contraria cada cuanto, era la voz del diablo subido al hombro. Aunque, a ciencia cierta, ¿Quién era realmente la voz? Esa cuestión me dió una idea.
Sigues ahí, ¿verdad?
Vaya, con que ahora eres tú el que está dispuesto a hablar.
Es la primera vez que puedo hablar contigo de forma tranquila, y lo veo como un buen momento para preguntar.
Pregunta, mas no esperes que diga la verdad.
¿Quién eres realmente?
¿Yo? No más que una mota más de polvo en un mísero mundo. Sin embargo, nadie me dio un nombre, pues nadie fue quien me creó.
Vaya, parece que Pradoverde no será la única bautizada.
Aunque me des un nombre, no será más que eso, un nombre carente de sentido, no tendrá ninguna fuerza, sentimiento o identidad.
¿Y cuál es tu identidad entonces? ¿Cuál es tu verdadera naturaleza?
Eres un joven curioso, Lupin. No obstante, me abstengo de responder. Mi mera palabra ha embelesado y vuelto loco a cientos. Mi poder supera tu entendimiento, y mi propósito va más allá de este mundo.
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𝘓𝘦 𝘍𝘰𝘪𝘯𝘪𝘹 𝘺 𝘦𝘭 𝘛𝘰𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦 𝘔𝘪𝘥𝘢𝘴 🌞
FantasyImagina un mundo sumiso en un inmenso y misterioso mar de nubes. En ese mundo es donde reside la ciudad de Meridian, un lugar de prosperidad y comercio, pero sobre todo destacada por su religión. Otrora, el primer rey de la ciudad fue bendecido con...