✰ - '' ꉔꄲꋊꄲꉔ꒐꒯ꄲꇙ ⏤͟͟͞͞☕︎︎

139 12 5
                                    


  - 𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾  1 -

  Narrador 3ra persona

  Era una mañana cálida de primavera, Stanford Pines caminaba por los pasillos de la universidad junto a su hermano gemelo.

  Pararon junto a uno de los salones de clases.

  - Bueno cerebrito, aquí me quedo yo... Lamentablemente. — Le dió un leve golpe en el hombro al de lentes. — ¡Nos vemos luego!

  - Adiós, Stanley! — Soltó una sonrisa cariñosa hacia su gemelo mientras lo veía entrar a la sala.

  Suspiró y siguió caminando, era el primer día de clases y no conocía a nadie, no había ni conocido a su otro compañero de cuarto.

  Caminó con un par de cosas en las manos hasta llegar a la habitación que le habían dado. Entró y vió ya algunas cosas tiradas sobre una de las camas.

  Stanley ya había entrado hacia rato atrás y eso explicaba las cosas tiradas por todos lados.

  El castaño cerró la puerta atrás suyo y acomodó sus cosas donde pudo y se adueñó de una de las dos camas restantes en la habitación.

  Se sentó en la misma cama, no perdió tiempo y se puso a estudiar. Al menos una hora y media, la puerta de la habitación se abrió y vió entrar a un chico delgado.

  Sostenía algunos bolsos y un banjo en su antebrazo. Ford bajó de la cama superior de la litera a saludar.

  - ¡Hola! Soy Stanford, ¿quieres ayuda con eso? — Estiró una de sus manos, ocultandola de inmediato. — Lo siento.

  - ¡Buenos días! ¡Yo soy Fiddleford McGucket! — Dejó en el suelo algunas cosas y estiró la mano para un apretón. — O solo Fiddleford si gustas. — Dió una sonrisa cálida mientras aún sostenía el banjo en su mano.

  El castaño no sabía cómo reaccionar, tenía miedo que su compañero de cuarto lo repudiara si viera sus manos. Con algo de incomodidad estiró su mano para cerrar el apretón.

  - ¡Wow! — El rubio cenizo cerró la puerta tras él y se acercó más a Ford, sosteniendo su mano entre las de él. — Tienes seis dedos, ¡impresionante!

  - ... No se te hace... Asqueroso? — Se acomodó los lentes sin despegar la mirada del contrario.

  - Pues no, se me hace genial. — Soltó la mano de Pines y tomó sus cosas del suelo. — Supongo que me queda esta cama.

  Él se acercó a la cama baja de la litera, y dejó sus cosas ahí.

  - Si, esa es la sobrante. En la de allá duerme mi hermano y en esta. — Se subió a la cama superior. — ¡Duermo yo!

  El rubio cenizo soltó algunas risas y comenzó a sacar algunas cosas de los bolsos.

  Estuvieron largo rato charlando y contando anécdotas sobre cada uno, parecían conocerse desde hacía mucho tiempo.

  Stanford se despidió y salio del lugar, tenía que ir a clases.

  El rubio cenizo solo se quedó leyendo y tocando el banjo por al menos la siguiente hora.

.
.
.
.
.
.

  La puerta de la habitación se abrió y un tipo castaño y cabello largo entró en ella, arrastrando los pies y un par de libros en sus manos.

  - ¡Por fin! — Cerró la puerta y sin notar la presencia de Fiddleford se tiró boca abajo en su cama.

  El rubio cenizo se quedó callado y dejó lo que hacía para levantarse e ir a saludar.

☕︎︎ - ꙳  ¿թօɾ զմҽ́ ղօ cօղ αოճօs? ︴- ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora