✰ - '' ꓄꒐́꓄꒤꒒ꄲ ꋬꏂꇙ꓄ꁝꏂ꓄꒐ꉔ ⏤͟͟͞͞☕︎︎

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  - 𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟹 -

  Narrador 3ra persona.

  Rato después, Stanley despertó de su mini coma. Se arrodilló torpemente en el suelo y con la vista algo nublada, se quedó quieto, viendo lo que parecía ser la silueta de su hermano hablando con alguien.

  - ¡Ey, Stan! Despertaste... — Una voz algo familiar lo llamaba.

  - ¿Fiddleford? — Terminó de despertarse. — Buenos... Días?

  - Son las tres de la tarde, Stan. — Sonó la voz del gemelo mayor.

  El castaño de cabello largo, dió un largo bostezo y se levantó del suelo. Se sentó en su cama tras él y se quedó viendo a los dos hombres al otro lado de la habitación.

  - ¿Qué... Fue lo que pasó? — Se agarraba la cabeza.

  - De todo. — Habló avergonzado Stanford, incluso algo ruborizado.

  - ¿De qué me perdí? — Sonrió el gemelo más atrevido.

  - Cosas. — Ford estaba casi rojo, recordando lo que había pasado en la noche.

  El rubio cenizo pasó un brazo por los hombros del castaño a su lado.

  - Tampoco lo digas así. — Se rió levemente, cruzando sus piernas.

  - Pero es que da cosa... Decirlo de otra manera. — Miraba a otro lado, parecía nene chiquito sin querer confesar una mentira.

  - Me van a explicar de una vez que pasó? — Sonaba algo desesperado. (Chismelover 100%)

  - Por poco y terminamos teniendo sexo. — Las palabras salieron disparadas como una cachetada.

  - Es... QUE!? — Sus mejillas se tornaron de un tono rojo fuerte. — Pero.. ¿EH?

  - ¡Pero tampoco era que lo digas así! — Codeó levemente al rubio cenizo. Suspiró. — Tranquilo Stan, reaccioné igual.

  - Al menos no se pasaron, iban a destrozarme si no. — No tenía vergüenza de decirlo, con una sonrisa.

  El castaño de pelo largo se rió levemente, con la voz ronca de recién despierto.

  Los tres decidieron limpiar un poco el desastre que había en la habitación, la charla sobre "que pasó anoche" los había dejado sin tema de conversación.

  Al terminar, salieron del lugar ambos gemelos, iban a ir a refrescarse un poco. Por otro lado el rubio cenizo se quedó en la habitación, tocando algunas leves melodías en su banjo.

  No pasó mucho de que sonaron algunos golpes en su puerta, no dudó en acercarse a abrir. En cuanto lo hizo...

  - Buenas tardes, Fiddsy!! — Se abalanzó sobre él una chica de baja estatura. — Como durmió mi amorcito?

   El más alto no soltó palabra hasta que calculó el momento.

  - Buenas tardes, Emy. — Abrazandola de vuelta, para luego soltarla y mantenerla de los hombros. — Supongo que dormí bien? Y tú? No quieres pasar? — Lo carcomian los nervios.

  - ¡Claro! Me alegro que hayas dormido bien. — Ella se adentró en la habitación y se apoyó en el borde del escritorio. — ¿Por qué tantos nervios, amor?

  - ¡No! Por nada... — Cerró la puerta atrás suyo, para luego apoyarse en ella.

  - No me ocultes cosas a mí, se que te pasa algo y no quieres contarme. — Sonreía victoriosa, mientras lo apuntaba.

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