𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟦𝟤

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Una semana después llegó agosto y se había convertido en un día triste para Mei porque no había fecha que no llegara. Era hora de decir adiós. Audrey y Yuzu volverían a la universidad y estarían lejos de aquí. Lejos de Mei.

Yuzu estaría lejos de Mei.

Eso era algo que ninguna de las dos podía aceptar. Lo último que Yuzu quería era dejar a Mei sola en una casa donde no era feliz. Yuzu podía contar las veces que la había visto sonreír entre sus cuatro paredes.

Pero volver a la universidad significaba que Yuzu podría poner fin a su relación con Audrey. Por horrible que sonara, era lo que Yuzu quería. Tal vez no del todo. Porque por mucho que Yuzu haya pensado en todo el asunto, en que ella y Mei tuvieran una relación secreta, eso la haría seguir en la vida de Audrey. Pero también empezó a prepararse para lo peor, porque no podía imaginarse a nadie tomándose bien una ruptura.

Lo último que Yuzu quería era herir a Audrey de alguna manera, pero era muy consciente de que no podría salir de esta sin un solo rasguño.

Pero ahora más que nunca. Desde que se había dado cuenta de que Yuzu amaba a Mei algo que Mei aún no se creía, Yuzu quería hacer las cosas bien. Bueno... Semi-bien. Porque hacer esto, y querer estar con una mujer casada, por no hablar de la madre de su ex-novia era un poco complicado en sí mismo. Pero, ¿qué no era complicado? La vida pasaba y esto era parte de la vida de Yuzu.

Darse un beso de despedida resultó ser todo un reto hoy. Sobre todo cuando Audrey y, por supuesto, Leopold, que decidió llegar tarde al trabajo, porque nunca perdería la oportunidad de despedirse de su hija. Algo que a Yuzu no le hizo mucha gracia, pero Mei le aseguró que él se iría a trabajar en cuanto salieran y ella se quedaría sola.

—Bueno —susurra Audrey, subiendo las escaleras donde están sus padres. Se gira hacia Yuzu, ​​que sonríe—. Supongo que ya está. Estamos listas para volver en coche.

—Que tengas un maravilloso viaje de regreso, y Audrey, —Mei levanta un dedo en señal de advertencia—, ponte el cinturón de seguridad".

—Lo sé, mamá. —Audrey pone los ojos en blanco y le sonríe. Se lanza hacia su madre y la abraza con fuerza. Mei mira directamente a Yuzu—. Te quiero, mamá. Gracias por dejarnos quedarnos aquí este verano.

—Serás bienvenida a casa cuando quieras, Audrey. —La mirada de Leopold se posa en Yuzu—. Tú también, señorita Okogi. Sin duda fue... interesante conocerte.

—Lo mismo digo. —La mirada de Yuzu se suaviza una vez que mira a Mei, quien es liberada por Audrey para que pueda despedirse de su padre con un abrazo mutuo.

—Adiós, papi. Gracias por todo, —dice Audrey.

—Señora White —murmura Yuzu mientras se encuentra frente a Mei.

—Por favor, señorita Okogi, conduzca con cuidado —asiente Mei, al ver que la comisura del labio de Yuzu quiere esbozar una sonrisa.

—Lo haré —prometió Yuzu, ​​clavando los ojos en Mei. Cómo deseaba poder abrazarla, o besarla, en ese mismo momento. Se le revolvió el estómago al no poder hacerlo correctamente. Podía abrazarla, pero no quería darle a Leopold una razón para mirar con enojo a Mei mientras ella no pudiera estar allí, o algo peor.

—Fue un placer tenerte aquí, —esboza Mei con una pequeña sonrisa—. Espero volver a verte pronto.

Yuzu sonríe, esta vez de verdad, y extiende su mano para estrechar la de Mei.

—¿Estás bromeando? Volveremos el próximo verano. —Audrey sonríe y toma la otra mano de Yuzu—. Vamos, Yuzu. Tenemos que ponernos en marcha.

—Sí. —Yuzu se dirige a su coche con Audrey, sosteniendo la puerta abierta para que ella se siente en el asiento del pasajero. Se gira hacia Mei y le hace un gesto con la mano, y Mei le devuelve el saludo.

[CITRUS] - My daughter's girlfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora