Tres semanas. Habían pasado tres largas semanas y Yuzu se estaba volviendo loca. Estaba sentada en su pequeño cubículo de la estación, en el estacionamiento, leyendo El conde de Montecristo. Su profesor de literatura le había dado créditos extra para que terminara el curso antes de tiempo, lo que le permitió a Yuzu concentrarse únicamente en sus clases de fotografía y arte. Pero ni siquiera podía concentrarse en el maldito libro en ese momento, ya se había dicho suficiente sobre eso una vez que Yuzu cerró el libro y lo arrojó contra la mesa.
—No te culpo, niña. Yo tampoco pude leer ese libro —dijo Lenny, que estaba sentado justo detrás de ella, dándole un mordisco a su hamburguesa.
Ojalá el libro fuera el problema. Su problema era que necesitaba ver a Mei. La extrañaba.
Neal pasó por allí silbando y golpeando la ventana del cubículo de Yuzu. Esperó a que Yuzu le hiciera señas para que entrara antes de sentirse libre de abrir la puerta. —Hola, Yuzu. Le pedí a Mary que fuera a almorzar conmigo, pero se negó rotundamente. ¿Te gustaría acompañarme? Yo invito.
—Sí, claro. —Yuzu se encogió de hombros, se levantó de su asiento y le dio una palmada en la espalda a Lenny mientras se dirigía hacia la salida—. ¡Hasta luego, Lenny!
Un rato después, Neal y Yuzu se encontraron sentados en una mesa en un restaurante cercano, tomando unos refrescos. Neal había decidido pedir una hamburguesa, mientras que Yuzu se decidió por un simple sándwich de queso a la parrilla.
—Así que sigo intentando todo para que Mary salga conmigo. Pero, a este ritmo, —sacude la cabeza mientras moja una papa frita en su charco de kétchup, —estoy a punto de rendirme. No logro convencerla.
Yuzu sonríe. —Quizás te estás esforzando demasiado.
Neal se burla: —O no lo suficiente.
Yuzu le da un mordisco a su sándwich. —¿Alguna vez has intentado regalarle una flor?
—¿Una flor? —Neal levanta una ceja al ver a Yuzu asentir y la oye tararear como respuesta—. Bueno...
—Lo tomaré como un no —dijo Yuzu tomando un sorbo de su refresco.
—No lo entiendo, Yuzu. Quiero decir, ¿qué se supone que debe hacer una flor?
Pobre Neal, pensó Yuzu. Necesitaba mucha formación sobre cómo ser romántico. A Mei le gustaría.
—Sirve para mucho. Para empezar, hace que una chica se sienta especial —dijo Yuzu, sin poder evitar pensar en Mei otra vez—. Por ejemplo, su sonrisa. Solo verla es suficiente recompensa para llenarte el corazón, especialmente si realmente te gusta la chica. Y, elogia sus ojos o simplemente dile que te parece que está guapa.
—¿Y luego la invito a salir? —preguntó Neal intrigado.
—No, no —se rió Yuzu—. No debes apresurarla. Nunca la apresures.
—Nunca la apresures, —repite Neal mientras asiente.
—Cuando le regales esta flor y la felicitas, tómate un momento y admira su belleza.
—Admira su belleza, —repite Neal una vez más.
—Y en lugar de quedarte con ella como lo haces normalmente, intenta dejarlo así. Deséale un buen día y márchate. Te garantizo que sonreirá. Y después de que lo hayas hecho, sigue haciéndole cumplidos. Puede que hasta te invite a salir.
—¿Y si eso no funciona?, —preguntó Neal.
—Lo hará. —Yuzu asiente y toma el último bocado de su sándwich de queso a la parrilla.
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[CITRUS] - My daughter's girlfriend
FanfictionDurante años, Mei se ha casado con un hombre abusivo que no le ha mostrado más que miseria. Pero, una vez que su hija regresa de la universidad, Mei se enamora de la única persona prohibida que solo parecería complicar las cosas y despertar sentimie...