𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟦𝟦

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—¿Estás segura de que está bien hablar aquí?—, dijo Yuzu, ​​mirando alrededor del huerto mientras se dirigían hacia la casa. No había ningún Udagawa a la vista.

Mei se permite sonreír un poco, arqueando el ceño mientras mira a Yuzu. —Nunca pensé que tú eras la nerviosa, Yuzu.

—Tengo mis momentos, —dijo Yuzu con un dejo de humor. Tiene un pequeño nudo en las entrañas.

Mei se ríe entre dientes. —Estaremos bien. —Hay un brillo en los ojos de Mei que Yuzu nunca había visto antes. Un brillo que Yuzu se propuso tatuar en su memoria. —Dime que esta no es una decisión equivocada. Dime que esto no es solo un...

—¿Un juego? —Yuzu sacudió la cabeza—. Nunca. —Extiende la mano y mueve el cuerpo para acercarla lo más posible, lo suficiente para acariciar la mejilla de Mei. Sus ojos se clavaron en ella.

—Esto parece demasiado bueno para ser verdad —dijo Mei, mientras ahuecaba con su mano la muñeca de la rubia—. No estoy acostumbrada a que me pase algo tan bueno, ni a nada en absoluto, Yuzu.

—Bueno, acostúmbrate. Porque de ahora en adelante solo te van a pasar cosas buenas, Mei. —La mano de Yuzu se curva contra la mejilla de Mei y se mueve hacia su labio inferior, permitiendo que su pulgar lo acaricie, sintiendo cómo se engancha en el lápiz labial que Mei decidió usar.

Sus cuerpos se inclinaron hacia adelante, hasta que el único espacio que quedó entre ellas fue el que Yuzu se permitió dar. Ese espacio donde sus labios se rozaban suavemente, pero aún no se unían en un beso. Esto fue intencional, por supuesto. Tal como aquella noche que Yuzu se lo había hecho por primera vez a Mei, dentro de su cocina, cuando deseaba con todas sus fuerzas volver a besarla, pero se abstuvo.

Yuzu puede sentir la sonrisa de los labios de Mei, y justo cuando sus labios se atreven a experimentar el primer contacto de un beso, suena el teléfono de Mei, sobresaltándolas y alejándolas. Y Yuzu podría jurar que oye un pequeño gemido de queja salir de la garganta de Mei.

—Lo siento, —los ojos de Mei se abren de par en par mientras mira la pantalla y ve el nombre de Audrey aparecer ante ella. Se le hiela la sangre mientras mira a Yuzu. —Es Audrey.

Era de esperarse que Audrey llamara a su mamá. Yuzu no era nadie para interponerse.

—Responde —dijo Yuzu.

El pulgar de Mei se cernía sobre el botón de llamada mientras negaba con la cabeza. —No. ¿Qué le diré?

—Ella no sabe que tú eres la razón por la que rompí con ella —Yuzu coloca una mano suavemente sobre el antebrazo de Mei y asiente cuando el celular suena nuevamente—. Contesta o seguirá llamando.

—¿Hola? —El corazón de Mei latía tan rápido que se sorprendió de que no se le saliera del pecho cuando finalmente se atrevió a responder la llamada y escuchó a su hija sollozar del otro lado—. ¿Audrey? —Más sollozos que le destrozaban el corazón llegaron a través del teléfono. Sus ojos se posaron en los de Yuzu mientras esperaba—. Cariño, ¿qué pasa? —preguntó Mei después de que pasara un minuto sin obtener respuesta de Audrey.

—Ella terminó las cosas —la voz de Audrey se quebró.

—¿Qué? —Los ojos de Mei permanecieron fijos en los de Yuzu—. ¿Quién terminó todo?

"Yuzu", sollozó Audrey, y tener que escucharlo y saber que ella era la razón por la que su relación terminó (su corazón estaba roto) era completamente culpa suya. "Salimos a tomar un café esta mañana porque dijo que necesitaba hablar conmigo sobre algo importante. Y simplemente terminó lo nuestro."

[CITRUS] - My daughter's girlfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora