𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟦𝟫

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Cena con los padres de Yuzu. Eso fue todo lo que pasó por la mente de Mei durante todo el día, mientras caminaba de la mano, tan libremente, con Yuzu como su novia. No podía negar que se sentía un poco rara por todo eso, pero también fue agradable. Fue agradable desafiar el miedo de que Leopold se enterara y dar un paso valiente hacia la felicidad con Yuzu a su lado, guiándola y mostrándole la ciudad con tanta familiaridad y deleite.

Yuzu, ​​que la miraba como si fuera la mujer más hermosa del mundo. No una pérdida de tiempo y espacio, como solía hacer Leopold. Yuzu, ​​que no dudaba en decirle que la amaba cada minuto del día. No como Leopold, que ni siquiera sabía el significado de esa palabra. Yuzu, ​​que le hacía sentir que estaba bien ser ella misma. Que estaba bien tener miedo o dudas.

Yuzu, ​​que siempre estaba ahí para aclarar cada pequeño detalle.

—Primero panqueques a las dos de la mañana en mi cocina, ¿ahora vamos a desayunar helado?, —le dijo Mei con una sonrisa mientras estaban afuera de la heladería favorita de Yuzu.

—Oye, ven. Vive un poco. Además, tienes que confiar en mí, nadie hace helado como Nene. —Yuzu tira de la mano de Mei y abre la puerta de cristal para que ella entre primero.

—¡Yuzu! —Nene sonríe detrás del mostrador de cristal/helado. Su uniforme azul claro combina muy bien con su pelo castaño, que lleva recogido con varias horquillas.

—Hola, Nene, —saluda Yuzu, ​​pasando por unas cuantas mesas redondas y hacia el mostrador, mientras ya está mirando sus opciones de helado.

—Tu madre me dijo que volverías pronto. ¿Cómo estuvo tu verano fuera de la escuela?

—Oh, fue maravilloso, —sonrió Yuzu de oreja a oreja y miró a Mei mientras decía: —Definitivamente, está marcado como uno de los mejores veranos que pude haber tenido.

Mei sonrió y sintió un pequeño rubor asentarse en sus mejillas.

—Qué maravilloso. —Nene miró a la rubia y a la pelinegra con su propia sonrisa.

—Lo siento, Nene, ella es mi Mei —Yuzu las presentó con un leve sonrojo y Mei no podía creer lo que escuchaba.

«Mi Mei». Ella le pertenecía. Oficialmente. Mei nunca se cansaba de esa palabra. Oficialmente. Ella era de Yuzu y Yuzu era suya. Así de simple. Y había sido por decisión propia.

—Hola, Mei. Como ya habrás oído, soy Nene. Nene Nomura. —Nene extendió la mano sobre el mostrador y la bajó ligeramente, ya que el mostrador era uno o dos centímetros más alto—. Es un placer.

—El placer es todo mío, Nomura—dijo Mei estrechando la mano de la muchacha.

Una cosa que Yuzu siempre apreció de Nene fue que era discreta y acogedora con todos. No es que Yuzu trajera a muchas chicas aquí.

—Entonces... ¿qué opción de mis muchos y deliciosos helados deleitará tu paladar hoy? —Nene sonrió, agitando las manos sobre el menú que tenía sobre ella.

Después de pedir y de que les sirvieran un enorme banana split para compartir con nueces, cerezas y todo lo que se pueda imaginar, Yuzu y Mei se sentaron en una de las mesas redondas junto a la pared.

—Sólo tú me harías tomar helado tan temprano en la mañana —se ríe Mei.

—Son casi las once —dijo Yuzu después de mirar su reloj—. Intenta negar que este es el mejor helado que has probado en tu vida. Es mejor que el que compartimos junto a la fuente. ¿Lo recuerdas?

—¿Cómo puedo olvidarlo? Recuerdo la canción que bailamos. —Mei toma otra cucharada de helado.

Y Yuzu sonríe. Porque ella también lo recuerda. Incluso recuerda lo que llevaba puesto Mei. Igual que cuando se conocieron.

[CITRUS] - My daughter's girlfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora