Capitulo 4.

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Era domingo por la tarde y ya me había puesto al día con mis amigos de todo lo que había acontecido hasta ahora en mi ausencia.

Mi amiga iría a la universidad de sus sueños y mi amigo había conseguido novia al fin.

Me encontraba súper feliz por ambos.

También estuve buscando algunos pisos que entraran en mi presupuesto y habia conseguido varios de los cuales iría a ver uno el lunes luego de pasar por la editorial.

Actualmente me encontraba viendo una película mientras comía helado aún en pijama. Lo he hecho todo el día y creo que ha sido la mejor decisión que he tomado hasta ahora.

Luego de viajar para publicar mi libro, claro.

Pronto tendría que ir a dormir ya que mañana Daniel había dicho que vendría a buscarme para llevarme a la editorial. Así que una vez acabó la película, me levanté del cómodo sofá y bajé los potes de helado vacío para botarlos y subir nuevamente con el fin de darme una ducha calentita en la bañera.

A veces no me gustaba vivir en esta habitación tan grande.

Al entrar al baño, ví que habían un montón de jabones, lociones, aceites, aromas… había de todo lo que cualquiera necesitaría para darse un baño de tina digno.

Cómo no sé utilizar nada de esto, hice lo que cualquier persona normal y responsable haría y busqué en internet como se usa cada cosa.

Un rato después, descubrí que la lavanda era lo mejor para relajarse, ¿o eran las rosas?, en fin a quien le importa.

La lavanda huele bien, así que con lavanda me bañaré.

Duré algunas horas en la bañera hasta que estuve a punto de dormirme. Así que me enjuague el jabón que tenía en el cuerpo y una vez hube secado mi cabello y puesto una pijama limpia, me acosté a dormir.

Desperté alrededor de las siete de la mañana, dejándome eso una hora exacta para estar lista.

Spoiler: lo logré.

Estuve lista a las ocho en punto de la mañana, ahora eran las ocho y diez, pero Daniel no aparecía y ya me estaba empezando a estresar.

Cuando el reloj dió las ocho y treinta, decidí salir y tomar un taxi.

Al llegar a la editorial, lo encontré allí hablando por teléfono con alguien como si nada hubiese sucedido y no se le hubiese olvidado ir a recogerme.

Decidí pasar de largo a la oficina del señor Williams y no saludarlo.

Dí dos toques en la puerta y cuando escuché el "pase" del otro lado, entré.

– Oh, hola linda. ¿Qué haces aquí?

¿Cómo que qué hacía allí?

– Daniel me dijo que hoy debía venir para que eligiera algunas cosas para el libro. Dijo que iría a buscarme pero no fué, supongo que se le olvidó.

– Entiendo, lo llamaré. No te preocupes.

Un rato después, Daniel ingresó por la puerta y se miraba avergonzado. Pero la verdad, a mí me importaba un carajo porque me había hecho esperarlo en vano.

– Aleena.– Saludó con un pequeño asentimiento de cabeza casi imperceptible –. Acompáñame a mi oficina, por favor.

Me levanté de mi asiento y luego de despedirme del señor Williams, lo seguí por el largo pasillo y bajamos un piso por las escaleras, caminamos por el largo pasillo y su oficina se encontraba tras una puerta de madera tan grande como la de la oficina de su padre.

Olvidando el Pasado (Completa ✔️, en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora