Capitulo 9.

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Pove Daniel:

Me había lanzado al agua y Aleena seguía observandome aún desde la grama verde que decoraba la zona junto a los grandes árboles del rededor.

Podía ver la duda en su mirada.

– Vamos princesa, lánzate. El agua está muy rica. Ven aquí.

Ella volteó hacia otro lado un tanto sonrojada antes de quitarse el saco que llevaba. Luego se quitó la blusa de tirantes y prosiguió con la parte de abajo luego de haberse quitado las zapatillas.

Cuando quedó completamente en ropa interior, pude ver el conjunto rosa de encaje que llevaba puesto. Y no solo el conjunto, si no lo hermosa que era en general.

Y no hablaba de su cuerpo solamente, que aunque era hermoso, ella, toda ella lo era, era perfecta. Su figura era hermosa, y aunque no tenía unos pechos grandes ni grandes curvas, lo que tenía quedaba perfecto a su cuerpo delgado y a su pequeña y estrecha cintura.

Caminó lentamente y se sentó en el muelle de madera mojandose los pies con el agua.

– ¿Entrarás?

– Lo estoy pensando. La verdad es que no sé nadar, me da un poco de miedo.

Sonreí con ternura.

– Ven, sube a mi espalda. Yo te enseño, confía en mí.

Ella dudó pero asintió unos segundos después, por lo que me voltee y ella se subió en mi espalda. Tuve que respirar hondo algunas cuantas veces porque sentía que de lo contrario, sentirla tras de mí, haría estragos en mi sistema.

Comencé a moverme por el agua con ella en mi espalda.

– Aleena, estira tus piernas e intenta patalear en el agua.– Dije al ver que seguía aferrada a mí.

– O-ok.– Tartamudeo un poco pero obedeció a mi pedido.

Al principio la noté muy rígida, pero se fue relajando conforme iba nadando hasta que escuché una pequeña risa.

Lo que me decía que se estaba divirtiendo.

Paré en un lugar y me quedé flotando un poco.

– ¿Quieres que te enseñe a nadar?

La ví por encima de mi hombro y se miraba nerviosa y con duda, pero aún así asintió.

– Si quiero, pero tenme paciencia. Estas cosas me dan mucho miedo.

– Te prometo que no dejaré que te pase nada.

– ¿Pinkie promise? – Dijo y extendió su delgado meñique en mi dirección.

– No haré eso.– Sonreí burlón.

– Entonces no dejaré que me enseñes nada.– Refunfuño aún sujeta en mi espalda y bajando su meñique nuevamente.

Rodé los ojos por la estupidez que iba a hacer.

– Bien, pinkie promise.– Dije y entrelace mi meñique con el de ella.

Ella río y se miraba tan tierna así, que haber hecho eso no resultó ser tan estúpido después de todo.

La voltee para que quedará frente a mí y le fuí enseñando de a poco como flotar primero que nada. Era lo más importante.

Estaba reacia y demasiado tensa para lograrlo, por lo que le expliqué que debía relajarse o no podría flotar. Lo intentó un par de veces hasta que lo logró.

– ¡Estoy flotando!, ¡Daniel, lo logré!

Reí con ella por su pequeño logro, pero de pronto, se hundió. Así que la saqué rápidamente.

Olvidando el Pasado (Completa ✔️, en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora