prólogo

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Ella caminaba por las bulliciosas calles de Nueva York, disfrutando de la libertad que le brindaba su día libre

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Ella caminaba por las bulliciosas calles de Nueva York, disfrutando de la libertad que le brindaba su día libre. La vida era vibrante, llena de promesas y oportunidades. Nunca imaginó que aquel sería su último día como la joven agente que siempre había sido. No podía prever que, en un instante, todo cambiaría, dejándola a merced de un nuevo destino.

Ahora era una vampira, pero no cualquier vampira. Había transmigrado al cuerpo de Cordelia Sakamaki, la primera esposa del temido Karlheinz, Rey de los vampiros. ¿Podía haber un destino más aterrador? No solo era su esposa, sino también madre de los trillizos, criaturas que representaban tanto su legado como su carga.

El horror se apoderó de ella. ¿Cómo iba a cuidar de tres bebés? No sabía ni cómo cambiar un pañal. Nunca había tenido amigas con hijos, y su vida como hija única la había dejado sin la experiencia necesaria para enfrentar esta nueva realidad. Una risa amarga se escapó de sus labios. ¿Era posible que su única opción fuera rezar al Señor Padre siendo un demonio?

No. No podía permitirse dudar. Las noches en las que se había desvelado viendo animes, explorando historias de reencarnación y sumergiéndose en manwhas ahora parecían tener una utilidad. Las clases de defensa personal a las que la habían obligado a ir podrían ser la clave para sobrevivir en este mundo.

No había tiempo para el miedo. Aún había una chispa de esperanza en su interior, una posibilidad de forjar un futuro feliz. Después de todo, ella era Cordelia, la reina vampiro, y estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para alcanzar su final feliz. Y si eso significaba deshacerse de cualquiera que se interpusiera en su camino, entonces así sería.

 Y si eso significaba deshacerse de cualquiera que se interpusiera en su camino, entonces así sería

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Me convertí en cordeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora