capitulo 6

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La mirada verdosa de Cordelia se perdía en el silencioso cielo nocturno, donde la luna plateada jugaba a esconderse entre nubes, solo para reaparecer de nuevo, brillando suavemente en la oscuridad

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La mirada verdosa de Cordelia se perdía en el silencioso cielo nocturno, donde la luna plateada jugaba a esconderse entre nubes, solo para reaparecer de nuevo, brillando suavemente en la oscuridad. El frío viento acariciaba su piel, trayendo consigo un toque helado que la hacía estremecer. Desde su posición, observaba la mansión y el bosque que la rodeaba, envolviendo todo en un manto de misterio y una atmósfera tétrica. Se preguntaba qué verían aquellos hermosos orbes esmeralda en la vasta noche.

"Las noches nubladas y frías tienen su propia belleza," reflexionó. "La luna, vestida de un blanco opaco, resalta aún más su plateado fulgor, y el silencio que reina, interrumpido solo por el murmullo de mis pensamientos, crea un ambiente único. Estos momentos son mis favoritos." Desde su llegada a ese lugar, había estado atrapada en un constante ciclo de preocupaciones, consciente de que cualquier evento podría llevarla a la muerte. "Es agotador, pero al menos llegué antes. Mucho antes del momento en que la verdadera Cordelia muere a manos de sus propios hijos."

Cerró los ojos por un momento, dejando que el aire fresco la envolviera. Al abrirlos de nuevo, su mirada se desvió hacia el interior de la habitación. Allí, en una cuna adornada con telas negras y bordes rojos, tres niños dormían plácidamente, ajenos a los tormentos y pensamientos que la atormentaban. Sus respiraciones suaves eran un recordatorio de su fragilidad, y Cordelia sintió una punzada de responsabilidad.

"Debo protegerlos," se dijo a sí misma. Aunque su conexión con ellos era complicada y llena de conflictos internos, había un deber que no podía ignorar. Mientras los observaba, una mezcla de cariño y desdén brotó en su interior. Sabía que, a medida que crecieran, las tensiones entre ellos se intensificarían. Pero por ahora, eran solo bebés, y su única preocupación era mantenerlos a salvo.

Se acercó un poco más, asegurándose de que las telas que cubrían la cuna estuvieran bien ajustadas, proporcionando calor y seguridad a los pequeños. Un susurro suave escapó de sus labios mientras contemplaba sus rostros inocentes. "No dejaré que nada les suceda. No otra vez."

La determinación se apoderó de ella mientras se apartaba un poco, dejando que la noche la envolviera una vez más. Consciente de que el tiempo se deslizaba como un río, Cordelia sabía que debía estar lista para enfrentar lo que vendría. Las sombras se alargaban a su alrededor, pero ella no temía; era la dueña de su destino, y estaba dispuesta a luchar por lo que consideraba suyo.

Me convertí en cordeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora