Inocencia

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      El momento más feliz de mi vida, sin duda, fue mi niñez, un rincón del tiempo donde cada día se abría como un regalo envuelto en papel de colores. En aquellos días, el mundo era un vasto océano de maravillas por descubrir, y yo, una pequeña exploradora con los ojos llenos de asombro. Cada rincón de mi casa era un escenario de aventuras; cada sombra, un misterio por resolver. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, dibujando patrones danzantes en el suelo, y yo me sumía en la magia de esos instantes.

Recuerdo cómo me despertaba con la ilusión de darle un beso a mi familia, ese gesto sencillo que ahora me parece casi extraño en su pureza. Era un acto que brotaba del corazón, como si el amor fuera un idioma que solo los niños supieran hablar. Esperaba con ansias mi cumpleaños, la Navidad y la llegada de los Reyes Magos, momentos que desbordaban alegría y promesas de dulces y sorpresas. En aquel entonces, el tiempo era un aliado generoso, y cada segundo se extendía como una tarde interminable.

Si pudiera volver a esos días, regresaría a la niña que salía a la calle con una sonrisa radiante, dispuesta a descubrir el mundo con cada paso. Miraba todo con una dulzura infinita; las flores eran reinas y los pájaros, sus mensajeros. Esa niña no sabía de críticas ni de complejos; reía por todo, como si la risa fuera el aire que necesitaba para vivir. Hoy, al recordar esos momentos, siento una nostalgia profunda por esa inocencia que se desvaneció con el tiempo.

Hoy en día he encontrado amigos nuevos que aprecian mi esencia, pero también he perdido mucho en el camino. He comenzado de nuevo, he cambiado mis metas y he dejado que las inseguridades se asienten en mi pecho. Cada plan que trazo viene acompañado de dudas que antes no conocía. La risa que solía fluir con facilidad ahora se encuentra atrapada entre mis pensamientos, como una melodía olvidada.

Si pudiera volver a mi momento feliz, volvería a mi inocencia...


Pd:Canción que deberías de escuchar: To Be Young" - Anne-Marie

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