capitulo 9

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Capítulo 9: Fortalecimiento de la Amistad con Hancock

El caos de la batalla contra los dragones celestiales había dejado huellas visibles en todos nosotros. Mientras las llamas del barco enemigo se apagaban y el olor a sal y pólvora se disipaba, el peso de la victoria se entrelazaba con el cansancio. Pero más allá de las heridas y la fatiga, había algo que había cambiado dentro de mí: el vínculo con Hancock se había fortalecido enormemente.

**Un Respiro Tras la Tormenta**

Nos encontramos en un rincón apartado de la isla, lejos del estruendo de la batalla. Las hermanas Boa y yo, cubiertos de polvo y sudor, nos sentamos en la arena. Hancock se acercó, su rostro surcado por la determinación y una chispa de satisfacción.

—No puedo creer que lo logramos, —dijo, dejando caer su espada a un lado. —Este fue solo el primer paso, pero nos hemos ganado el respeto de los piratas.

Su voz resonaba con confianza, y eso me hizo sentir aliviado. Habíamos logrado demostrar nuestro valor, pero también había algo más profundo que me unía a él. A través del combate, habíamos compartido no solo un objetivo común, sino también experiencias y emociones que solidificaron nuestra amistad.

**Reflexiones sobre la Batalla**

Mientras la brisa marina nos envolvía, Hancock comenzó a hablar sobre su vida. Compartió cómo había llegado a ser un pirata y lo que significaba para él la libertad. Sus historias estaban llenas de momentos de alegría y tristeza, aventuras y desilusiones. Cada palabra que decía era como una pieza de un rompecabezas que revelaba quién era realmente.

—Siempre he deseado ser más que un simple ladrón. Quiero hacer historia, —dijo, su mirada fija en el horizonte. —Y aunque los dragones celestiales han tratado de doblegarme, no lo han conseguido. No puedo permitir que otros sufran lo que yo he pasado.

Sentí que sus palabras resonaban profundamente en mí. Comprendía su lucha; todos buscábamos lo mismo: la libertad y el derecho a vivir sin cadenas. Esta conexión se volvió aún más intensa cuando le conté sobre mi reencarnación y el poder de Gilgamesh que llevaba dentro.

—¿Tienes el poder de invocar tesoros antiguos? —preguntó, asombrado. —Eso es increíble. No solo eres un esclavo, eres un rey en potencia.

**La Confianza Creciente**

Con cada palabra que compartíamos, la confianza entre nosotros se solidificaba. Hancock se convirtió en un amigo leal, alguien en quien podía confiar, y yo estaba decidido a hacer lo mismo por él. Sabía que la lucha no había terminado; aún quedaban dragones celestiales por enfrentar y un mundo por liberar.

—Juntos, podemos liberar a más personas de la opresión, —dije, sintiendo la fuerza de nuestra conexión.

**Una Promesa de Lealtad**

Al atardecer, mientras el sol se ocultaba tras el horizonte, decidimos hacer una promesa. Nos tomaríamos la libertad de hacer historia, no solo por nosotros, sino por todos los que habían sufrido bajo el yugo de los dragones celestiales.

—Prometamos ser hermanos en esta lucha, —propuso Hancock, extendiendo su mano.

—Prometido, —respondí, estrechando su mano con firmeza. —Nadie quedará atrás.

**Planificando el Futuro**

Con un nuevo objetivo en mente, comenzamos a planificar nuestra próxima movida. La isla estaba llena de rumores sobre un convoy de los dragones celestiales que transportaba a un grupo de esclavos. Era la oportunidad perfecta para demostrar nuestra fuerza y hacer un impacto real.

Renacer como Gilgamesh: El Esclavo del Dragón CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora