#15

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Un ruido entre lo molesto y angelical, intenta arrastrarme fuera de la oscuridad confortable del sueño, un sueño reparador y necesario. Un peso extra me sostiene pegada a la dura superficie donde me encuentro, algo casi asfixiante presiona mi estómago y un calor envolvente que no sale de mí, me consume de una buena manera. La voz, de quien sea que habla o canta, se va escuchando cada vez más fuerte, reconozco la letra más no la voz. Es la voz de una chica, otro sonido es añadido a la lista, ¿mi móvil? ¿Acaso es mi alarma? Intento alargar la mano a mi mesa de noche, pero algo duro... Demonios.

Toda la muralla de recuerdos me golpea y abro los ojos sin pestañear. El lugar oscuro me aterra un poco, pero mis ojos se adaptan rápido a la escasa luz. Me he quedado dormida en la cama de Luciano, con él . Intento liberarme del calor, pero sus brazos se tensan más y me impiden salir de su prisión confortable. Él murmura algo ininteligible acerca de ser muy temprano.

Tengo las mejillas ardientes del rubor que las cubre.

-Luciano... -susurro .moviéndole levemente el hombro -. Luciano -intento nuevamente.

-Mmm...

Demonios. Pincho su mano en mi cintura con mis dedos -ya que no tengo uñas- como no parece funcionar pellizco la piel y él suelta un quejido.

-¡Cristo, mujer! -finge quejarse. Su cuerpo me libera y se remueve en la cama. Entonces una luz ciega mis ojos y parpadeó desconcertada. Él está mirándome con una sonrisa tierna bailando en sus labios.

-Nos quedamos... dormidos -explico, como si no fuera lo suficientemente obvio.

-Sí, lo supe al escuchar tus ronquidos -dice estrujando sus ojos con el dorso de su mano.

-¡Yo no ronco! -chillo indignada. Él se carcajea por mi tono y se sienta de golpe en la cama, riendo-. No le veo la gracia. Ríe, ríe por mí y es hermoso.

-No sueltas ronquidos, balbuceas, sin embargo.

-¿Dije algo? -Temo haber dicho algo sin saberlo, peor, haber tenido una pesadilla.

-No, solo ronroneos de gatita.

-¡Oh, cállate!

-Adorable -repite esa palabra y se estira poniéndose sobre sus pies-. ¿Quieres permanecer en la cama conmigo o prefieres tu cama?

-¿Qué? -Jadeo pálida... ¿Está diciendo lo que creo dice?

-¡Cristo! Qué mente enferma tienes, Valeska William. No lo creía posible. -Simula estar escandalizado.

-¿Qué? ¡No, por supuesto que no!

-¡Oh, sí! Sé lo que estás imaginando -dice riendo y como si fuera lo más natural del mundo, se inclina a besar mi frente-. Quiero tu culo fuera de la cama cuando regrese.

Se encamina hasta la puerta de su baño y desaparece por ella. Suspirando y sin entender un carajo qué estoy haciendo, cubro mi rostro.

Dormí entre los fuertes y musculosos brazos de Don toda la noche, desperté a su lado. No tiene sentido, ¿puede Don tener algo diferente? ¿Un alma que solo yo conozca? Quiero al hombre dulce, ese que me abraza sin importar nada, quien admite su deseo de intentar una mejor vida para nuestro matrimonio, ¿podemos superar las sombras del pasado? ¿Enfocarnos en un matrimonio funcional? Luciano no deja de ser el Capo de la mafia siciliana, el hombre lleno de poder. Tampoco deja de ser un niño de nueve años siendo maltratado por su padre, la persona encargada de velar los mejores intereses de su hijo. En algún punto, la bruma del sueño me engulle consigo, cuando vuelvo abrir mis ojos. Don está inclinado sobre su cama, sus nudillos acariciando mi mejilla. Me siento con cuidado encontrando una bandeja de metal llena de comida y un lindo ramo de rosas rojas. Don se encuentra en uno de sus clásicos trajes de tres piezas sin corbata, su pelo perfectamente peinado esta mañana, no esa maraña rebelde, sus ojos, por el contrario, iluminados.

Una Mujer En La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora