#16

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Don juega con una copa , sus largos dedos moviendo algún tipo de vino , yo, como la mujer más pervertida, estoy imaginando esos dedos en algunas partes de mi cuerpo, ¿es por nuestro beso de esta mañana? ¿Por compartir la cama anoche? ¿Por el consejo de Medusa ? ¿Qué está sucediéndome?

Finalmente lleva la bebida a sus labios, inclinando la cabeza hacia atrás y tomando todo de un solo trago.

-Disimula un poco, mujer -bromea mi nueva seguridad, Juliette, como la ha presentado Don. Mis mejillas se colorean apartando la vista de Luciano y centrándola en Juliette. Es intimidante a morir, aparte de ser hermana de Adrián, algo que no sé poner en palabras lo hace diferente... vacío.

Es el tipo de persona que no le teme a nada.

Luciano es duro e implacable, Adrián callado y calculador; pero Juliette es una mezcla de dinamita y arrogancia.

-¿No deberías estar con el servicio?

-No soy una empleada de Don.

-Si no eres su empleada , ¿quién eres?

Juliette observa a Don hablando en ruso con Adrián, mientras ambos analizan unas gráficas en una laptop. Puedo apreciar el descontento de Luciano, Adrian por otra parte, en calma y lleno de serenidad va mostrándole.

-La mujer que no tiene nada para perder, esa soy - expone Juliette alejándome de mi análisis hacia los demás.

-Sigo sin comprender.

-Si alguien intenta lastimarte y Adrián debe elegir entre Don y tú... Don gana, ¿ahora comprendes? En cambio, si es mi elección, tú vives.

-¿No tienes novio?

-Los hombres no son lo mío.

-¿Eres lesbiana? -resuelvo sorprendida.

Juliette es guapa al igual que el chico que vino con ella.

Un pelirrojo de ojazos azules ¿de dónde salen estos hombres? Y a pesar de ser todos endiabladamente guapos, de alguna manera solo Luciano Salvatore me atrae. Incluso Vladimir tiene cierto encanto, esa oscuridad llamándote.

-Anoche me metieron una polla por el coño ¿eso cuenta como ser hetero?

-Si era de un hombre sí, supongo -respondo encogiéndome de hombros. Don quien parece estar escuchando todo, se carcajea, suelta esa risa ronca e incluso Adrián trata de disimular la suya tosiendo. Juliette entrecierra sus ojos.

-Váyanse a la mierda.

El vuelo es largo y agobiante, ellos no dejan de hablar en ruso, Juliette contradiciendo a su hermano, aunque no los entiendo, sé que hablan sobre negocios. Don se cambia de lugar, sentándose frente a mí en la comida del avión, al parecer cansado de las discusiones de los hermanos.

No hablamos, pero siento constantemente su mirada en mi persona.

El avión privado aterriza en Italia entradas las cuatro de la madrugada, el clima es caliente y húmedo, pero la vista es preciosa. Un cielo lleno de estrellas, luces de las pequeñas e intricadas edificaciones, calles de piedras medievales y un aire puro, con cierto olor a sal.

Hacemos un recorrido de una hora en camioneta hasta una villa apartada de la civilización, al menos quince o veinte hombres custodian la puerta principal con armas visibles, ellos dejan pasar los tres Jeeps negros de cristales polarizados sin preguntar nada.

-Por los dioses... -resoplo pegándome al cristal.

Nací en Lousiana, en un pequeño pueblo donde se criaban caballos, luego, años más tarde, vivimos en Los Ángeles en una localidad y finalmente, una noche pasé a ser una chica en New York.

Una Mujer En La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora