2. El perro VIP

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Unos meses después

Por fin ha llegado el dichoso fin de semana del Gran Premio. No sabía que esto me iba a traer tantos problemas. Desde mi cumpleaños, James ha estado más cariñoso y atento que nunca, supongo que porque sabe lo que ha hecho, pero esta última semana ha vuelto a ser un gilipollas monumental. 

   Resulta que la maldita carrera no dura solo un día; es todo un fin de semana, aunque si quieres disfrutar de la experiencia al completo, tienes que estar allí desde el jueves. A James le habría encantado irse para Silverstone con sus amigos el mismo jueves, pero en la empresa donde trabajo no me han querido dar los días de vacaciones, así que se ha tenido que fastidiar y esperar a que salga de trabajar el viernes por la tarde. 

   Toco a la puerta del despacho de mi jefe para avisarle de que hoy me voy pronto, ya que llevo toda la semana echando horas extras para esto. Dan, mi jefe, no me pone ningún problema, así que salgo por las puertas de la oficina y espero a que James llegue con el coche y mis maletas para irnos directamente a Silverstone. Las casi dos horas de trayecto que nos marcaba Google Maps acaban siendo casi el doble. Parece que todo el mundo ha tenido la misma idea que nosotros y se dirigen al evento más importante del país este fin de semana. 

   - Joder, tendría que haberme ido con John ayer - se queja James entre dientes.

   Decido ignorar este primer comentario, porque así soy yo, intento evitar el conflicto al máximo, y más con James, porque sé que es capaz de darle la vuelta a la situación en cualquier momento y dejarme a mí como la mala. 

   - ¿No me vas a decir nada? - me incita.

   Resoplo.

   - ¿Qué quieres que te diga, James?

  - No sé, pídeme perdón o dame las gracias al menos. Podría estar ya en Silverstone y me estoy perdiendo los entrenamientos libres por recogerte del trabajo.

   Vuelvo a resoplar. Ya he perdido hasta el interés en discutir con él, así que ni me molesto en responderle y me pongo a mirar por la ventana, observando el paisaje estático mientras esperamos a que avance el atasco. 

   Cuando llegamos a Silverstone, los entrenamientos libres están terminando y los amigos de James le cuentan lo increíble que ha sido, mostrándole fotos que han podido hacer en los garajes. Puedo ver como James se muere de envidia, mientras yo me siento totalmente fuera de lugar. Hay gente, pero no tanta como me esperaba. No entiendo una palabra de lo que hablan ni reconozco a ningún piloto de los que nombran. 

   Cuando le conté a mi padre que venía, casi le da algo. Es el fan número uno de Fernando Alonso, y yo he crecido viéndolo ganar sus mundiales en su época dorada, así que es el único piloto que conozco, y, por tener algo de motivación en estos días, me he propuesto conseguir una foto con él y un autógrafo para mi padre. Más que nada, para tener algo con lo que entretenerme. 

   No he vuelto a dirigir palabra con James desde la discusión en el coche y mi careto de aburrimiento debe de ser evidente cuando llegamos al hotel que hemos cogido cerca del circuito. James no hace por volver a hablarme, y yo menos. Se supone que esto era mi regalo de cumpleaños y se está convirtiendo en mi peor pesadilla. Decido enviar un mensaje por el grupo de mis amigas.

🎀💅🏻✨

Valery

¿Qué tal, chicas? Yo en una completa pesadilla, os echo de menos

Layla

No me quiero ni imaginar. Ánimo, en dos días vuelves a estar aquí con nosotras. Te echamos más de menosssss

Love on PoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora