A la mañana siguiente me levanto con el tiempo justo para ir a la oficina. Me visto y maquillo rápido, y cuando estoy llegando a la para del autobús, veo que esté está llegando a la vez que yo. Corro para no perderlo, porque eso me haría llegar media hora más tarde.
No he tenido tiempo para procesar nada de lo ocurrido en las últimas veinticuatro horas. Anoche caí rendida en la cama, esta mañana me he despertado con la hora pegada y, es ahora, sentada en el autobús de camino al trabajo, cuando empiezo a ser consciente de que probablemente no vuelva a ver a Lando Norris. Sé que suena ridículo, hace 72 horas no sabía ni de su existencia, y ahora no puedo dejar de pensar en él.
Cuando llego a la oficina, la señora de recepción me dice que a primera hora alguien pasó a dejar unas maletas para mí. James se me había adelantado, cosa que agradezco, porque así evito tener contacto con él. A decir verdad, es lo que más me alivia de toda esta historia; haber sacado el coraje para dejarlo de una vez por todas.
La mañana transcurre rápido, entre unas cosas y otras, ya ha pasado la hora de comer y en un par de horas estaré de vuelta en casa. Decido revisar mi móvil por primera vez desde que llegué, y, para mi sorpresa, me encuentro con la notificación "Lando Norris quiere enviarte un mensaje". Se me acelera el corazón, se me cae el móvil de las manos y, como consecuencia, derramo el café que tenía en mi escritorio sobre el teclado de mi ordenador. Ni si quiera sé si es él de verdad; no he entrado en el mensaje, podría ser una página de fans que ha encontrado mi instagram. Lo que me lleva a pensar: ¿y si alguien nos vio ayer en su coche? No es por ser ególatra, pero sé el revuelo que se monta cada vez que se ve a una chica nueva con un chico famoso, la gente no para de investigar hasta que dan con ella.
Estos pensamientos se apoderan de mi cerebro, y pasan un par de minutos cuando Veronica, mi compañera de trabajo, tan solo un par de años mayor que yo, se acerca a comprobar cómo estoy.
- Val, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado aquí? - dice mirando el estropicio que hay en mi escritorio.
Veronica me alcanza un paquete de pañuelos y me ayuda a limpiar el café derramado. Mi teclado probablemente no volverá a funcionar. Veronica inspecciona mi cara antes de decirme:
- Al principio pensé que se te había derramado el café por torpeza, por eso no intervine antes, pero al verte ahí parada, sé que algo pasa.
Suspiro. Sé que puedo confiar en ella, me lo ha demostrado muchas veces desde que entré a este trabajo siendo una simple becaria, ayudándome en todo, pero nunca nos habíamos metido en la vida personal de la otra, a pesar de ser casi de la misma edad.
- Si te cuento algo, ¿prometes no decir nada a nadie? - le digo -. Nada de nada.
- Déjame coger el portátil y reservar una sala de reuniones donde puedas contarme todo.
Una vez en la sala, sé que Veronica espera que le cuente algún cotilleo de algún compañero de trabajo, como otras muchas veces que hemos estado en este lugar, pero esta vez es distinto. Comienzo a contarle mis aventuras del fin de semana, hasta llegar a la parte de la notificación, que no he abierto aún.
- Bueno, y ¿a qué esperas? Vamos a descubrir si es realmente él - me insta.
Le paso mi móvil.
- Yo no puedo hacerlo, estoy demasiado nerviosa. Me da miedo que sea algún fan loco que me quiera acosar.
Veronica me coge el móvil de las manos y entra en la notificación.
- ¿Una cuenta verificada te parece de fan loco?
Vuelo hacia donde está ella con mi móvil y veo el mensaje.
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Love on Pole
FanfictionValery nunca ha estado interesada en la Fórmula 1, pero por casualidades de la vida, acaba en el Paddock del Gran Premio de Silverstone, sintiéndose totalmente fuera de lugar entre los coches y el bullicio. Sin embargo, su día da un giro inesperado...