Capitulo 7

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Suguro y Kyouka se detuvieron al borde del cráter, mirando hacia abajo con una mezcla de sorpresa y determinación.

"Parece una colonia, aunque no es un número que me afectara", dijo Suguro, en voz baja para que nadie los escuche.

Kyouka escaneando el cráter. "La cantidad de Shuukys es significativa. Esto será fácil con la coordinación infalible de la séptima unidad."

El cráter estaba repleto de Shuukys de todos tamaños, sus cuerpos brillantes reflejando la luz del sol. El aire estaba cargado de energía.

Suguro se preparaba para desatar sus maldiciones, pero Kyouka lo detuvo con una mano en su brazo.

"Espera, Suguro", dijo Kyouka con una sonrisa enigmática. "Esta vez vamos a hacer las cosas de manera diferente."

Suguro la miró confundido. "¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo usar mis maldiciones?"

Kyouka se encogió de hombros. "Quiero ver cómo funciona mi habilidad de esclavo contigo. Hace tiempo que no la usamos."

Suguro la miró fijamente, su rostro serio. Luego, de repente, su expresión cambió a una de exagerada dramática recordando las dos únicas veces que la usaron.

"¡No! ¡No es necesario! ¡Si uso mis maldiciones, acabaré con todos en unos cuantos segundos!", gritó Suguro, extendiendo sus brazos como si fuera un actor en un escenario.

Kyouka se rió. "Eso es exactamente lo que quiero evitar. No queremos un baño de sangre innecesario. Además sería una buena oportunidad para que dejaras una buena impresión a Himari"

Suguro suspiró, exagerando su frustración. "Bien... Pero solo porque eres la capitana... y porque no quiero que me regañen por hacer un desastre..."

Kyouka sonrió "Esta decidido, estoy segura de que pronto comenzará"

Suguro observó desde la distancia, su mirada escaneando el campo de batalla.

"Shushu ha activado su Cambio de Paradigma", dijo para sí mismo, viendo cómo su compañera comenzaba a lanzar golpes furiosos al suelo, aplastando a varios Shuukys con cada impacto.

La tierra temblaba bajo los pies de Suguro mientras Shushu continuaba su asalto. Luego, Himari se unió a la batalla, transformando su mano derecha en una torreta que disparaba proyectiles que impactaban en los Shuukys restantes.

Los Shuukys supervivientes se fusionaron en un solo entidad gigantesca, su cuerpo una masa oscura y retorcida. Suguro observó la escena con calma, sin mostrar signos de asombro ni miedo.

"El plan de Kyouka marcha a la perfección", pensó Suguro, su expresión serena. "Esto es exactamente lo que queria."

Kyouka se acercó a él, su voz baja y seria. "Suguro, es hora de unirnos a la batalla. Nuestro turno ha llegado."

Suguro asintió."Estoy listo. Pero antes..." Se volvió hacia Kyouka con una sonrisa irónica. "Recuerda, capitana, no necesitamos usar su habilidad de esclavo. Mis maldiciones serian suficientes."

Kyouka sonrió ligeramente. "No te preocupes. Esto lo haremos juntos."

Suguro notó una presencia más fuerte en el aire, su mirada se dirigió hacia Shushu. En ese momento, un Shuuky emergió de la niebla, acercándose a gran velocidad. Shushu también lo detectó y se preparó para defenderse.

El Shuuky giró bruscamente hacia un costado, esquivando el ataque de Shushu. Con un movimiento rápido y preciso, el Shuuky descargó un golpe formidable en la caja torácica de Shushu.

Suguro reaccionó instintivamente, extendiendo su mano hacia Shushu. Una energía azul rodeo su mano, invocando una maldición reduciendo el impacto del golpe. Aunque el ataque aún fue intenso, la intervención de Suguro evitó que el daño fuera fatal para ella aunque la maldición fue destruida y Shushu cayó al suelo.

Seré el más fuerte | Mato seihei no slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora