Cap 6 Igualdad

219 24 3
                                    


Desde la cima del cuartel, Suguro observaba la escena con interés. Shushu, su compañera, enfrentaba al humanoide gigante con una confianza que rayaba en la arrogancia.

"Shushu parece segura de sí misma", pensó Suguro, mientras analizando la lucha.

Shushu era una guerrera formidable, capaz de cambiar su tamaño a voluntad. Su habilidad era única entre las mujeres que habían despertado poderes después de consumir el fruto Durazno.

El humanoide gigante rugió, levantando su garrote gigante. Shushu sonrió, con un movimiento fluido, esquivó el ataque y contraatacó con un puñetazo que hizo temblar el suelo.

Suguro asintió, impresionado por la habilidad de Shushu. Sin embargo, su atención se desvió hacia las montañas que se elevaban detrás del cuartel.

Invocó una maldición, una sombra que se materializó bajo su forma de una mantarraya. La criatura etérea se elevó del suelo, y Suguro se subió a ella. La mantarraya comenzó a volar hacia las montañas, llevando a Suguro consigo.

"¿Veamos que hay ahi?", se preguntó Suguro, mientras la brisa golpeaba su rostro.

La mantarraya volaba rápido, dejando atrás el cuartel y la lucha entre Shushu y el humanoide. Las montañas se acercaban, y Suguro sentía una energía extraña emanando de ellas.

De repente, la mantarraya se detuvo en el aire, flotando oculto entre las montañas. Suguro miró hacia abajo, y su ceño se frunció levemente.

Bajo el, había un ejército de humanoides, algunos de ellos, reunidos en formación militar. Suguro se sorprendió levemente por la cantidad, pero su expresión pronto se volvió pensativa.

"Interesante", murmuró Suguro, analizando la situación.

Suguro ordenó a la mantarraya que descendiera detrás del grupo de humanoides. Al aterrizar, la maldición se desvaneció en el aire.

Con un movimiento rápido y silencioso, Suguro invocó otra maldición. La maldición que invocó era la misma que usaba Toji en su primer encuentro, que se envolvió alrededor de su cuerpo desde la cintura hasta cerca de los hombros. Para su sorpresa a pesar de ser grande casi no pesaba nada por lo que no afectaría su movilidad.

Suguro sacó de la boca de la maldición una herramienta maldita que brillaba con una luz oscura y siniestra. La herramienta, conocida como "Nube Itinerante", parecía una especie de chacos solo que este tenia tres secciones que se adaptaban perfectamente a la mano de Suguro.

Con un movimiento fluido, Suguro imbuyó un poco de su energía maldita en la Nube Itinerante, sintiendo cómo su poder se fusionaba con el de la herramienta. Esta era la segunda vez que intentaba utilizarla, y quería asegurarse de que la manejara con precisión.

Comenzó a realizar movimientos rápidos y precisos, cortando el aire con la Nube Itinerante y dejando tras de sí una estela de energía oscura. La maldición envolviendo su cuerpo parecía responder a sus movimientos, ondulándose y contrayéndose en ritmo con sus acciones.

Los humanoides, que hasta entonces habían estado indiferentes al no notar su presencia, se volvieron hacia Suguro con una mezcla de curiosidad. Su sonrisa se ensanchó mientras se acercaba a ellos, la Nube Itinerante brillando con una luz cada vez más intensa.

"Espero que no mueran con el primer golpe", dijo Suguro con una voz baja y confiada. "Me gustaría disfrutar un poco de esta pelea. ¿O acaso pensaban que podrían derrotarme sin siquiera sudar?"

La maldición se movió como si estuviera viva, ajustándose a la postura de Suguro y realzando su aura de poder. Los shuukys intercambiaron miradas nerviosas, y uno de ellos dio un paso atrás, como si estuviera reconsiderando su decisión.

Seré el más fuerte | Mato seihei no slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora