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Sergio bostezó y se frotó los ojos.

Era bastante tarde; él debería estarse yendo. Tenía el examen de Alonso por la mañana, así que no podía realmente darse el lujo de perder el tiempo. Incluso Kelly había dejado la cama hacía una hora para irse a estudiar para el examen. Sergio estaba bastante seguro de que cualquier otro estudiante en la clase de Alonso estaba estudiando como loco en este momento, no descansando en la cama después de horas de sexo. Incluso Lance parecía estresado como el infierno cuando Sergio le había llamado antes, parece que Alonso no estaba dándole ninguna holgura porque estuvieran en una relación.

—Si repruebo el examen de Alonso mañana, será tu culpa, —Sergio dijo.

Max abrió los ojos.

Estaban compartiendo la almohada porque Max seguía tendido medio encima de él, sus piernas enredadas. Ambos estaban sudorosos y pegajosos después del sexo, pero Sergio no quería moverse. Se sentía demasiado bien para moverse.

—¿Kelly? —Max dijo—. Ni siquiera se suponía que vendrías esta noche. No te esperábamos.

Interiormente, Sergio se encogió un poco. Sabía que en realidad no se suponía que él vendría, pero en la última semana, se había acostumbrado mucho a... ciertas cosas, por lo que él se había sentido inquieto y no podía concentrarse en el estudio de todas formas. Al momento en que Max había embestido dentro de él, la inquietud había desaparecido inmediatamente.

Le preocupaba a Sergio que él era una puta total por el tipo. Infierno, él prácticamente se quedaba sin palabras por él. No lo haría. Era francamente estúpido. Él era sólo una adición temporal a la vida sexual de Max y Kelly, básicamente no más que un juguete sexual. Ellos podrían decidir darle fin a este pequeño arreglo cualquier día.

—Tú no estabas exactamente infeliz, —murmuró Sergio, empujando los pensamientos lejos. Max definitivamente no había estado infeliz de verlo: él estuvo completamente encima suyo al momento en que Sergio había entrado en el departamento. Kelly sí parecía un poco triste, pero era comprensible, teniendo en cuenta que tenían un examen brutal mañana. Ella tenía un mucho mejor estado de ánimo después de que Sergio se tiró encima de ella, y salió de la cama con una sonrisa en su rostro. Aunque, la verdad sea dicha, era un poco misterioso para Sergio cómo él se las había arreglado para hacerla acabar, teniendo en cuenta que apenas podía concentrarse en nada, cuando Max lo follaba.

—No lo estaba, —Max admitió.

Sergio lo miró con curiosidad. —¿Eso te asusta?

—¿Qué? —Max bajó un poco para lamer el pezón de Sergio.

—Esto, —dijo Sergio—. Sexo con un tipo.

Sintió que los músculos de Max se tensaban ligeramente antes de relajarse de nuevo. —Hemos estado haciendo esto durante una semana. ¿Me veo como que estoy volviéndome loco?

Sergio se encogió de hombros. —Eres extraño a veces. A veces me miras como si estuvieras pensando: '¿Qué diablos estoy haciendo?'

Max le pasó la lengua sobre el pezón. Hizo cosquillas. Sus pezones no eran particularmente sensibles, pero Max parecía tener una fijación extraña con ellos. No es que fuera desagradable ni nada, pero habría preferido que Max chupara y lamiera algo más.

Pero nunca lo hizo. Puede ser que hayan tenido sexo en numerosas ocasiones, sin embargo, Max nunca tocó su polla. No era como que a Sergio le importara que Max no quisiera mamarle la polla, él conocía a chicos gays que no les gustaba chupar pollas, y a Sergio le gustaba más ser follado de todos modos, pero le molestaba un poco, por un motivo diferente.

Sergio dijo: —¿Te imaginas que soy una mujer cuando me follas?

Los ojos de Max se clavaron en él. —¿Qué?

S.U.P.O.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora