Desde pequeño Naruto supo que un día sería Rey. Sus padres lo prepararon para ello ya que tenía la habilidad de hablar.Al ser hijo único de su padre y madre, sus responsabilidades y exigencias se multiplicaban con cada amanecer y atardecer; Naruto nunca disfrutó de las responsabilidades que conllevaba ser el príncipe heredero, pero eso no significaba que no quisiera ser un buen rey, en su corazón, quería ser amado por sus súbditos, tal como lo era su padre, el rey. La hora del búho ya había pasado y con ella llegó un futuro que él no eligió para sí mismo.
Su madre le había informado hace dos semanas que se comprometería con la hija mayor del Señor del país de la nieve: Hinata Hyuga. Su padre lo aprobó y también lo hizo Lord Hiashi. Era una gran oportunidad para que el reino del Rayo tuviera más aliados y para que la casa Hyuga tuviera mucha más influencia con otras casas de este y otros países. Se decidió... Hinata Hyuga sería su esposa.
Pero en su cabeza, Naruto ya había trazado un plan para sí mismo. Hinata Hyuga sería su esposa solo de nombre y nada más. Su cama solo sería compartida con Sakura, su único amor y dueña de sus deseos. Naruto intentó convencer al Rey y a la Reina para que le permitieran casarse con Sakura, pero ambos rechazaron esto, alegando que la joven, aunque hermosa, era de baja cuna y no aportaba nada a la familia real ni al reino, por lo que su destino era casarse más por deber que por amor o deseo. Así que el príncipe del reino cumpliría con su deber, como hombre, seguiría a su corazón.
Naruto, sentándose desde su cama, escuchó el golpe en la puerta junto con la voz de uno de sus guardias anunciando la llegada de la Reina; respiró profundamente y luego dijo con voz firme: "Entra".
La reina vestía un vestido verde con bordados en detalles naranjas, colores típicos de la casa Namikaze, su cabello estaba medio recogido en un elaborado peinado trenzado. Parecía la reina que era.
-Eres muy guapo, hijo mío. Tienes la apariencia y la elegancia de un Namikaze. -Sonrió la reina, con una mirada de ternura y orgullo.
Y Naruto realmente parecía un príncipe de la casa Namikaze. Su traje también era verde con detalles dorados, la insignia de su casa en su cintura consistía en el símbolo del rayo de su casa.
-Gracias, majestad.-respondió el príncipe con firmeza, pero se le notaba fastidio.
-Naruto...por favor, necesito que entiendas que ni yo ni tu padre estamos haciendo esto para causarte dolor o molestia. Como príncipe heredero es tu deber hacer lo que es mejor para el reino. -respondió la reina. -Pesa mucho la cabeza que lleva la corona y desafortunadamente para un Rey, una Reina e incluso un príncipe no pueden hacer lo que quieran...sino solo lo que es su deber como protectores del reino.
Naruto solo se puso de pie y miró a su madre con una mirada solemne -Después de hoy...no quiero que tú ni mi padre intervengan en mis asuntos. Siempre cumpliré con mi deber como príncipe, pero como hombre...haré lo que desee. -Con esto, Naruto pasó junto a su madre y salió de la habitación, dejándola sola mirando al suelo, pues como madre estaba dolida por el rechazo de su hijo.
Naruto llegó a la sala del trono, la cual se había convertido en el salón de banquetes, se escuchaba música ligera interpretada por los músicos y bardos, la mesa estaba repleta de comida para degustar y el trono de su padre al fondo de la sala se erguía, glorioso y denotaba la autoridad y gloria de su gobernante. En la sala ya se encontraban los invitados de la casa Hyuga, los miembros del consejo de su padre y su propio padre vestido con su túnica verde bordada en detalles dorados y rojos, parado a unos pasos de la mesa hablando con el Señor Hiashi quien tenía a su lado a su hija mayor, Hinata.
Naruto se tomó el tiempo de observarla desde donde estaba, y admitió que la joven era hermosa. Tenía la belleza elegante y delicada de los Hyuga. Su cabello era negro como la noche, su piel era blanca, y sus ojos eran de un gris tan pálido que se podría decir que eran blancos, típico de los Hyuga. Llevaba un vestido azul pálido, el color de su casa, y su cabello estaba completamente suelto, cayendo por su espalda. Pero aún así, no pudo evitar compararla con Sakura; Hinata era una belleza tradicional, pero Sakura era una belleza única. Hinata tenía el cabello hasta la parte baja de la espalda, Sakura hasta la mitad de la espalda, pero su cabello rosado era como ver pétalos caer cada vez que se movía con el viento. Hinata, por lo que podía ver, tenía los pechos más grandes que los de Sakura, pero los de Sakura eran del tamaño perfecto para sus manos. Hinata era el invierno, donde Sakura era el verano.
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◦•●◉✿𝕰𝖑🔥 𝕱𝖚𝖊𝖌𝖔 🌸𝕴𝖓𝖙𝖊𝖗𝖎𝖔𝖗 ✿◉●•◦
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