Capítulo 8 final: El amor que perdura como una roca

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Los días en Liyue transcurrían con su habitual tranquilidad, pero en los corazones de algunas de sus figuras más prominentes, las aguas estaban lejos de estar calmadas. TN, por su parte, disfrutaba de su propia serenidad, caminando por las calles empedradas o relajándose en algún rincón apartado, lejos del bullicio de los mercaderes y la política de los Siete Estrellas. La paz era algo que había anhelado después de todo lo sucedido, y ahora la abrazaba con gratitud.

Sin embargo, para Ganyu y Keqing, las cosas no eran tan simples. Mientras TN vivía su descanso, ambas se encontraban cada vez más envueltas en pensamientos confusos sobre él. Ganyu, aunque no era consciente de ello, comenzaba a pensar más en TN de lo que solía. En medio de sus labores diarias, su mente divagaba hacia momentos específicos: las caricias en su cabello, el toque en sus cuernos, y la manera en que se sentía tan cómoda en su presencia. Se sentía extrañamente en paz con él, algo que no lograba entender del todo, pero que tampoco le molestaba.

En cuanto a Keqing, la situación era diferente. Su mente era un torbellino de emociones contradictorias. Los recuerdos de cuando TN la había salvado de la caída de la Cámara de Jade la perseguían, y la broma sobre ser su "esposa" frente a Aether y Paimon seguía resonando en su cabeza. Cada vez que pensaba en ello, un leve sonrojo cruzaba su rostro, pero rápidamente lo apartaba, tratando de convencerse de que solo era una tontería. Y sin embargo, no podía dejar de pensar en él, en cómo la hacía sentir cada vez que estaba cerca. ¿Era eso normal? ¿O estaba empezando a verlo de una manera que no debía?

Un día, mientras ambas trabajaban en la Cámara de Jade con Ningguang, quien revisaba algunos documentos importantes, la atmósfera en la sala era tan tranquila que Ningguang no pudo evitar notar el comportamiento distraído de sus compañeras. Ganyu hojeaba papeles sin realmente prestar atención, y Keqing tamborileaba con los dedos sobre la mesa, inmersa en sus pensamientos.

Ningguang: — Con una sonrisa astuta— Veo que están bastante distraídas hoy. ¿O acaso hay algo o alguien que esté ocupando sus mentes?

Keqing alzó la mirada de inmediato, su cuerpo tenso al entender la indirecta. Ganyu, por otro lado, siguió revisando los papeles, ajena al significado oculto en las palabras de Ningguang.

Keqing: —Titubeando y apartando la mirada— No sé a qué te refieres… estoy concentrada en el trabajo.

Ningguang: —Sonriendo con malicia— ¿Ah, sí? Pues diría que el trabajo no te tiene tan ocupada. Desde hace días las he notado a ambas algo… ¿distraídas? Especialmente cuando se trata de TN.

El rubor de Keqing fue inmediato, y aunque intentó mantener la compostura, no podía evitar sentirse expuesta. Mientras tanto, Ganyu, que finalmente levantó la vista de los papeles, parecía completamente inocente de la insinuación.

Ganyu: —Con su habitual calma— ¿TN? Bueno, sí, está bien… lo vi hace poco y parecía tranquilo. No hay nada de qué preocuparse.

Ningguang la observó por un momento, divertida por la ingenuidad de Ganyu. La inocencia de la secretaria era algo entrañable, pero también hacía la situación aún más graciosa para ella. Sabía que Ganyu aún no captaba completamente la profundidad de sus propios sentimientos hacia TN, mientras que Keqing, aunque más consciente, luchaba por admitir lo que realmente sentía.

Ningguang: —Con una sonrisa juguetona— Ah, ya veo… me alegra que todo esté 'bien' entre ustedes. Aunque, ahora que lo mencionas, Keqing, me preguntaba… ¿tú también crees que todo está bien con TN?

Keqing sintió cómo el calor en su rostro aumentaba, y esta vez no pudo evitar soltar una respuesta apresurada.

Keqing: —Con nerviosismo— ¡Yo solo lo mantengo vigilado! Ya sabes, para asegurarme de que no cause problemas o... haga algo que comprometa la seguridad de Liyue. Nada más.

Ecos De Liyue: El Loto Y La Estrella Fugaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora