Capítulo Duodécimo

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Alto:

[Te tengo que informar antes de que leas esto que es Lemon explícito así que directamente puedes ignorar este capítulo si te es desagradable, en serio te puedes ... traumar porque algunos se sentirán incómodos de leer una pussy y un deck]

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No era Hyunjin, era como se ponía Minho al ver a Hyunjin. El alcohol le impedía formular una mentira coherente, unas cuantas copitas le abrumaba de tanta sinceridad, incapaz de mentirle, incapaz de ocultar sus expresiones o sentir.

Ante los ojos de Hwang, Minho se veía tan vulnerable, suave, quizás un poco más dócil de lo normal, más susceptible pero no ido, no mareado, sino más bien descubierto y apenado.

Y Dios, la tensión entre ellos era exquisita, era hermosa, candente, sexual y sumamente perfecta para una imprudencia, para cruzar los límites, no es como si Minho no quisiera ello, de hecho, talvez, muy en el fondo, se estaba preparando para esto.

Para lo inevitable, para sucumbir a enterrarse en el placer de las dulces mentiras del rubio al menos por esa noche.

— Coincidencia — se encogió de hombros, sus ojos indiferentes le generaron una ligera desconfianza — o quizás llamé a Jungkook para joderte la noche  — sonrió como gran hazaña —¿y qué crees?, lo logré — eran las sombras de las cortinas que le daban a lucir un aspecto sombrío y a la vez satisfecho.

— No me sorprende … — hace un gesto irónico — ¿Y bien?, ¿A qué has venido?

Está situación lo hartaba pero también le causaba ansiedad.

— ¿Qué está pasando por esa cabecita para que me mires de mala manera? — se inclinó a tocar con un dedo la cabeza de Minho, la diferencia de altura le daba el toque indicado para intimidarlo o eso pensaba.

Lee bufó indignado, aquí ninguno estaba perdido, los dos captaban las señales demasiado bien como para hacerse el que no sabe.

— No me hagas perder el tiempo con tus juegos, dí que es lo que quieres para deshacerme de tí.

— Claro, pero no sería tan fácil ¿sabes? — Minho quedó desconcertado — si hubiera querido follarte lo hubiera hecho desde un principio más no lo hice.

— No me digas — dijo Lee con dejo de  burla.

— Creerlo o no, ese no es un gran problema — habló desde su arrogancia — pero el meterte con mi padre como toda una zorra traidora si lo es — ahora su tono era seco y frío.

Pero era lógico.

— Te has picado ¿Eh, Hyunjin? – esta vez Minho sonrió.

Si quisiera le hubiera sacado en cara lo de las escenitas que vió de esas mujeres cerca de su alumno allá en la fiesta, aunque evitó tocar ese aspecto.

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