The blue palace [Sukufushi] [Sugusato]

El anillo esmeralda.

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Capitulo 5:

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«Los sueños corrompidos por otros siempre se pagan. Amor por dolor. Traición por muerte.»

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La mañana tenía una lucidez mental, buscando entre los caminos brillantes un espacio, había mucho silencio en el castillo, menos en el Harem. Donde tres almas parecían como locas de un lado al otro.

—¡Shoko! ¿Donde mierda está Nanami?

—Sigue afuera de los aposentos del Sultán.—Mei hace un gesto.—No han salido todavía.

—Eso es inaceptable, necesitamos a Megumi aquí ahora antes de que-

—¿Antes de que. Leiri?

Todos se espantaron e hicieron una reverencia ante la madre Sultana. Todos las sirvientes y sirvientes se levantaron con rapidez y bajaron la cabeza. Utahime estaba atrás de su madre. Viendo con cuidado los movimientos de la castaña.

—Responde mujer.

La castaña trago seco.

—Nada, su alteza. Esperábamos estar listos antes de que su majestad llegará. Pero hubo problemas en la cocina. Lo lamentamos mucho Sultana.

Kaori ladeó un poco su cabeza, más aliviada. Le hizo un gesto a su hija y este se acercó.

—No pasa nada. Mi hijo se retraso con su viaje. Pero asegúrense de tener todo listo, no quiero errores.

—Si, su alteza.

La mujer comenzó a caminar lejos de allí. Utahime miraba en silencio como la castaña seguía con su cabeza baja mientras ella se iba. Esta suspiro y siguió su camino atrás de su madre. Ignorando aquello.

—Casi nos cortan la cabeza.

—Silencio Nanami.

—¿Escucharon el violín de Geto no?—Mei se vio divertida.—Veo que su romance con el concubino no fue una cosa de una sola noche.

—Lo que sea. Lo llevara a la destrucción.

—Lo que digas Shoko, ¿crees que Megumi siga vivo?

—¡Ni que Allah permita tu idea sea realidad!—Mei miro a Nanami. Este siguió.—Acabas de decir una gran insolencia.

—¿Crees que Megumi se negaría a estar con el Sultán?

—No.—Murmuro Shoko mirándoles.—De hecho. Estoy segura de que esto escalara a cosas mucho peores.

Los demás le miraron confundidos.

—Megumi llegará mucho más lejos de lo que ustedes podrían llegar a pensar.

Las sábanas eran delgadas y mucho más frías de lo que podía recordar. Su cabeza estaba más tranquila. Su cuerpo se sacudió de forma lenta al entrar en calor. Megumi se levantó abrazando las sábanas.

Este olor.

Megumi cubrió su cuerpo con las mantas. Su presentación somnolienta no era algo que le gustará. No se sentía para nada bonito. Su cuerpo disparo sus alarmas al ver una pequeña mancha de sangre.

Enseguida pensó en buscar algo para limpiarlo. Pero una mano toco la suya y le impidió salir.

—¿A donde vas?

—Voy a...—Hizo un gesto con las manos. Aún no sabía muy bien como explicarlo.—Esto.

—¿Limpiar? No, no vas a limpiar nada. No te preocupes por eso.