Este color, era mi color

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Anika me llamo para decirme que estaría ocupada haciendo el trabajo que nos dejó el profesor Frank, mientras tanto yo estaba en el centro comercial comprando un vestido para la gala a la que mi padre me obligó a ir.

Entonces en el vestidor escuché una fuerte discusión, haciendo que salga y vea lo que pasaba, y me encontré con una gran sorpresa.

—¡Te dije que quería ese vestido!—Gritaba una chica rubia de cabello corto y unos ojos avellanos, tenía una cara fileña y unos pómulos muy pronunciados.

—Ese vestido cuesta el triple de mi salario, no puedo gastar eso. Lo siento Roxana

—Ush, nunca compras nada de lo que quiero, ¡Imbécil!

Ahí estaba él, el joven de cabellos negros y ojos azules, mi salvador, quién estaba siendo insultado por una vil chica, no sé porqué no me pude quedar quieta, no sé porqué salí de ahí, y me metí donde no me llamaban

—¿Imbécil? ¿Por qué no puede gastar un vestido? —Dije detrás de él

Al voltearse él se sorprendió al verme, entonces escuché esa voz chillona

—¿Quién diablos eres tu?

—Pues si no quieres que nadie se meta sé un poco más discreta

—Largate de aquí niña

—¿Quieres ese vestido? ¿Por qué no lo gastas tú?

—Mira niña me estás colmando la paciencia—Aquella chica se acercaba a mi enojada

—Raxana—Dijo Axel sujetándola del brazo

—¿¡Te pones de su lado!?

—Estas haciendo un escándalo, ya cálmate

—¡Siempre estás complaciendo a todas las personas menos a mi! ¡Esto se acabó! ¡Terminamos!

Aquella chica tomo su bolsa y salió como una fiera de la tienda, dejando a todos sus miradas en nosotros

—¿Qué estás haciendo aquí, Ariana?

—No olvidaste mi nombre—Sonrei—Compro un vestido para un evento

—Esta tienda es muy costosa, ¿Segura que quieres comprar aquí?

—A diferencia de tu novia, yo puedo pagar esto

—Ex novia.

—Correcto, bueno, entonces, me voy a con lo mío, y perdón por hacer...Qué terminaras con tu novia

—Solo era cuestión de tiempo—Puso su mano en mi cabeza — No es tu culpa

Sentí un pequeño latido en mi corazón en cuanto tocó mi cabeza, Dios, este hombre provocaba en mi un sentimiento que desconocía

—Me iré ahora, suerte en tus compras

Él se dió la vuelta para irse, pero, por alguna razón no quería que él se fuera, así que lo tomé de la manga de su chaqueta, girandose otra vez hacia mi

—¿Qué pasa?

—Yo...Bueno, yo, me preguntaba si tú, si tú quizá

—¿Sí yo quizás?

—Quieres acompañarme a hacer mis...Compras?

—¿Estás sola?

—Si, mi amiga estaba ocupada hoy y entonces, bueno, vine sola

—Bueno, no tengo nada qué hacer y no quiero saber que desperdicie mi tiempo al venir aquí, así que, ya qué

Estaba feliz con lo que decía, así que sonreí

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