1. Entre caños y corazones

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"Entre caños y corazones"

Violeta era el tipo de chica que no toleraba el desorden, y mucho menos el caos de un campo de fútbol lleno de jugadoras peleando por la pelota. Su carácter fuerte y decidido, unido a su melena pelirroja que parecía arder bajo el sol, le había ganado la reputación de ser una de las defensas más férreas de la liga universitaria. Nadie se atrevía a cruzar su línea defensiva sin un par de moretones como recuerdo.

Chiara, por otro lado, vivía para la emoción. Tenía el pelo negro como la noche y unos ojos verdes que brillaban con la travesura de quien disfruta un poco demasiado metiéndose en problemas. En su equipo, era conocida por ser la delantera más astuta y rápida. Su estilo de juego era caótico y juguetón, lo que le permitía sortear rivales con facilidad, haciendo que los defensores parecieran torpes. Pero había una que siempre se le resistía: Violeta.

Desde el primer día que se enfrentaron, Chiara y Violeta no se soportaron. En el campo de fútbol, el aire entre ellas estaba cargado de tensión. Cada vez que se encontraban, el público sabía que vería más que un simple partido; sería un espectáculo de provocaciones y retos silenciosos.

Era el último partido de la temporada. Los dos equipos universitarios se jugaban el pase a la final. Violeta estaba, como siempre, concentrada en el calentamiento, golpeando el balón con precisión y fuerza. No dejaba que nada la distrajera, hasta que escuchó una risa familiar. No necesitaba mirar para saber de quién era.

-¿Vas a calentar hasta quemar el césped? -la voz de Chiara resonó detrás de ella, con ese tono entre divertido y burlón que tanto la irritaba.

Violeta apretó los dientes, intentando mantener la calma.

-Alguien tiene que tomarse en serio esto, no todas pueden jugar corriendo como una gallina sin cabeza -respondió sin girarse.

Chiara rió de nuevo, acercándose lo suficiente para que Violeta pudiera ver sus ojos verdes reflejando el sol.

-Bueno, si eso te ayuda a justificar que siempre termines persiguiéndome como una sombra... me parece bien -dijo, guiñándole un ojo.

Violeta se volvió lentamente hacia ella, su mirada era un incendio de furia controlada.

-No me confundiré otra vez, Chiara. Hoy no vas a pasar de mí -dijo, dando un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ambas.

Chiara se limitó a sonreír con picardía, inclinándose un poco hacia ella.

-Eso ya lo veremos, pelirroja.

El pitido inicial del árbitro puso fin a las provocaciones. El partido comenzó y, como era de esperarse, Chiara se lanzó con todo. Era rápida, sus pies parecían volar sobre el césped mientras buscaba el balón, pero cada vez que avanzaba, Violeta estaba ahí, lista para detenerla.

Minuto tras minuto, las dos jugadoras intercambiaban provocaciones silenciosas. Cada vez que Chiara intentaba pasar, Violeta le cerraba el paso, y cada vez que la pelirroja lograba despejar el balón, Chiara le lanzaba una sonrisa burlona, como si supiera algo que Violeta no.

Y entonces sucedió.

Minuto 65, Chiara recibió un pase perfecto. Violeta corrió hacia ella, lista para cortar el avance, pero en el último segundo, Chiara hizo lo impensable: le hizo un caño.

El estadio estalló en gritos. Violeta se quedó congelada. Chiara, mientras avanzaba hacia la portería, giró la cabeza lo suficiente para lanzarle una mirada rápida.

-¡Te lo dije! -gritó, sin detenerse.

Violeta sintió una mezcla de vergüenza y rabia arder en su pecho. Nadie, nadie, le hacía un caño. Y mucho menos Chiara.

ENTRE LA LUNA Y TÚ (one shot Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora