10. Entre la Alhambra y tú

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"Entre la Alhambra y tú"

Violeta estaba sentada en la mesa de la cocina de su pequeño piso en Barcelona, mordiéndose el labio mientras miraba la invitación a la boda de su hermana Tana. La boda sería en pocos días, en Granada, su ciudad natal, y había un pequeño problema. No, había un gran problema. Cuando Tana le envió la invitación hace dos meses, Violeta tenía novia y le dijo a toda su familia que iría acompañada para que finalmente la conocieran. Pero ahora... bueno, ahora ya no tenía novia.

Y sus padres, Tana, todos, esperaban que llegara a la boda con alguien.

—¿Qué voy a hacer? —murmuró Violeta, apoyando la cabeza en la mesa dramáticamente.

En ese momento, Chiara, su compañera de piso entró a la cocina. Llevaba unos auriculares enormes y tarareaba una canción mientras sacaba una taza para el café. Chiara, con su pelo negro azabache, que caía como una cascada, y sus llamativos ojos verdes, siempre tenía esa actitud relajada de quien vive sin preocupaciones... al menos en comparación con Violeta, que ya estaba a punto de tener una crisis existencial.

—¿Qué pasa ahora, Vio? —preguntó Chiara, con su característico acento británico, mientras se quitaba los auriculares y servía café en su taza.

—Mis padres... —Violeta hizo una pausa dramática, levantando la mirada como si esperara que el cielo se abriera para darle una solución divina—. Les dije que iría con mi novia a la boda. Y ahora no tengo novia. ¡Van a hacer preguntas, van a pensar que soy un desastre! ¡Tana va a matarme!

Chiara levantó una ceja y tomó un sorbo de su café.

—Bueno, técnicamente no mentiste. Tenías novia cuando lo dijiste.

—¡Eso no me ayuda, Chiara!

—¿Por qué no les dices la verdad? —preguntó Chiara, apoyándose contra el mostrador con la taza en la mano—. No sería el fin del mundo.

—¿Estás loca? Si les digo que rompimos, mi madre hará todo un drama. ¿Sabes cuántas veces me ha dicho que tengo que "sentar la cabeza"? —Violeta hizo comillas en el aire—. Y luego me vendrán con los "te lo dijimos" y "quizá no deberías ser tan exigente". No, gracias. No pienso escuchar sermones en la boda de Tana.

Chiara la miró fijamente, como si estuviera esperando algo. Después de unos segundos, se encogió de hombros.

—Bueno, ¿y qué? ¿Vas a secuestrar a alguna chica de la calle y llevarla contigo?

—...No exactamente. —Violeta se puso de pie y caminó hacia ella con una sonrisa nerviosa—. Pensé que tal vez tú... podrías hacerme un favor.

Chiara dejó su taza lentamente en la encimera, entrecerrando los ojos con desconfianza.

—Violeta, ¿qué estás tramando?

—Quiero que te hagas pasar por mi novia en la boda.

Chiara la miró, parpadeando.

—¿Qué me haga pasar por tu qué?

—¡Mi novia! —Violeta juntó las manos, poniéndolas frente a su cara como si estuviera rezando—. Solo por el fin de semana. ¡Es solo para que mi familia no sospeche nada! Tú eres perfecta para esto. Eres guapa, eres simpática, hablas un español perfecto... Y además, nadie va a cuestionarlo. ¡Por favor!

Chiara la miraba como si estuviera evaluando seriamente si su compañera de piso se había vuelto loca. Al final, se cruzó de brazos.

—¿Y qué gano yo con esto?

—Te invito a todas las copas que quieras en la boda. ¡Y podrás comer toda la comida que quieras! —Violeta sonrió con desesperación.

Chiara levantó una ceja.

ENTRE LA LUNA Y TÚ (one shot Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora