Skylar se despertó al día siguiente con las suaves respiraciones de su hijo a su lado. Se giró y vio a Kyle aún dormido, envuelto en las mantas de Eddie, con una mano sosteniendo un peluche. Ver a su pequeño le trajo un sentimiento de paz momentánea, incluso cuando se fija en los rasgos del pequeño, idénticos a los de su papá.
No podía dejar de pensar en la noche anterior. Las palabras de Eddie, sus manos en su cintura, sus labios rozando los suyos. Había sido un momento peligroso, uno en el que casi cede. Casi. Pero algo en ella siempre la detenía en el último segundo. Quizá era Kyle, su responsabilidad como madre, o tal vez era su propia inseguridad sobre lo que Eddie realmente quería de ella. No podía comprender cómo es que en algún momento ella estaba dispuesta a dejarlo todo por él.
Se levantó con cuidado de no despertar a Kyle. Tenía que hacer algo, cualquier cosa, para distraerse y dejar de pensar en las cosas que estaba constantemente analizando e imaginando. Caminó silenciosamente hacia la cocina, intentando no hacer ruido, pero sus pensamientos la seguían como un fantasma.
Cuando el café ya estaba listo, escuchó un leve crujido detrás de ella. Se giró y vio a Eddie, apoyado en el marco de la puerta de la cocina, con una sonrisa dormilona en los labios.
—¿Ya estás despierta? —preguntó él, con la voz ronca, esa de un Eddie recién despertando. Skylar se mordió el labio, sin querer mostrar que Eddie le hacía volver loca.
—No podía dormir más —respondió, con la mirada fija en la cafetera—Además, Kyle sigue durmiendo, pensé que podríamos desayunar antes de que él se despierte.
Eddie caminó hacia ella, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó una taza del estante y se sirvió café junto a ella.
—Sobre lo de anoche... —comenzó él, pero Skylar lo interrumpió rápidamente.
—No hablemos de eso, Eddie. Fue un error. Kyle estaba ahí, podríamos haberlo despertado— sus ojos se quedan fijos en una manzana, traga saliva, porque siente que le cuesta repirar.
—De acuerdo. No lo mencionaremos más...— aprieta sus labios con fuerza y asiente.
—¿Y qué vas a hacer hoy? —preguntó Eddie finalmente.
Skylar tomó un sorbo de café, buscando las palabras adecuadas. Sabía que tenía que irse, que no podían quedarse mucho tiempo más en ese apartamento. Joseph podría enterarse y ella sería chica muerta.
—De hecho, creo que deberíamos irnos pronto —dijo ella— Mi padre se pondrá furioso si sabe que no estamos en casa.
—Sky, estás aquí conmigo. No tienes que preocuparte por él —dijo en un tono suave, intentando calmarla.
Skylar sonrió débilmente.
—Las cosas no son así de simples. No vale la pena rebobinar ¿O quieres dar un paseo por nuestra historia?— la pregunta no es en el mejor de los tratos, pero Eddie sabe de su posición de desventaja.
—No es necesario que siempre volvamos al mismo punto, Skylar. Sólo digo que, te guste o no, somos una familia.
—No Edward. No lo somos, no por ahora. Kyle ni se imagina la verdad.
—De acuerdo. Te llevaré a casa entonces. No quiero una discusión incluso antes de leer las noticias— suspira y frota sus manos en su rostro. Eddie se acercó y le acarició el brazo—Lo que sea que necesites, Sky, sólo ven acá, corriendo. Yo te esperaré toda la vida si es necesario.
Skylar soltó una pequeña risa, negando con la cabeza mientras lo miraba.
—Tienes que dejar de ser tan persistente —dijo ella—Allá afuera hay un montón de chicas guapas que amarían tenerte de novio.