The Rainbow Shot

Capítulo 39.

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Después de unos cuantos golpes sin respuesta, Becca abrió la puerta del dormitorio de su hija, encontrándose con tres atuendos diferentes en la cama y a Lexa, en sus nuevos boxers negros de Calvin Klein y un bralette a juego, secándose el cabello con una toalla mientras tarareaba una canción de los 80 de Nu Shooz.

"Porque no puedo esperar
Bebé (no puedo esperar) hasta que me llames por teléfono
No puedo esperar
Bebé (no puedo esperar) hasta que estemos a solas
No puedo esperar"

Cantaba el estribillo de la canción, ajena al hecho de que su madre había abierto la puerta y la miraba con una gran sonrisa en su rostro.

— Lexie, cariño... - llamó finalmente con suavidad, esperando no asustar a su hija.

Misión fallida.

Lexa dio un salto y se dio la vuelta, llevándose la mano al pecho, donde su corazón latía apresuradamente.

— ¡Lo siento mucho! - Becca no pudo evitar reírse de la expresión de Lexa. — Solo para que conste, toqué la puerta.

— No pasa nada - sonrió la castaña. — La música estaba demasiado alta - agregó mientras pausaba la canción en su iPod y dejaba la toalla en la silla.

— Un pelín – su madre le guiñó un ojo antes de fijar su mirada en la ropa que había tendida sobre la cama.

— Y, bueno... - hizo una pausa, notando cómo Lexa automáticamente hacía lo mismo. — ¿Estás emocionada por tu cita con Clarke de esta noche?

— Eh...- vaciló ella.

Su madre ya le había dado permiso para tener una fiesta de pijamas después de su cita con Clarke, pero Lexa no había sido completamente honesta con ella sobre dónde pasaría exactamente la noche.

La versión oficial era que las cuatro amigas se quedarían en la casa de Raven, ya que estaban tratando de no levantar sospechas y arriesgarse a que Abby se enterara de la relación homosexual de su hija. Pero la realidad, sin embargo, era otra; Raven había quedado con su novio Kyle mientras que Octavia iría a su primera cita con Lincoln, por lo que no, no tenían planeado encontrarse en ningún momento de la noche.

Lexa sabía que Becca no se opondría a que pasara la noche con Clarke, incluso si fueran solo las dos, pero también sabía que no quería que su novia se sintiera mal por ser la única que le ocultaba cosas a su madre, así que pensó que una pequeña mentira piadosa no vendría mal.

Una tímida sonrisa iluminó el rostro de Lexa.

— Sí... mucho - respondió finalmente.

— ¿Puedo...? - Becca se inclinó, alcanzando la ropa con la intención de moverla, y sentarse en la cama.

— ¡Claro! Aquí, déjame... - Lexa se apresuró y colocó la ropa en una pila ordenada cerca de la almohada.

— Ven, siéntate a mi lado - agregó Becca mientras se sentaba en la cama.

Lexa dudó por un segundo si debía ponerse algo de ropa, pero la verdad era que aún no había decidido qué atuendo usaría y su cabello aún seguía húmedo, así que simplemente agarró una vieja camiseta holgada del armario y se la puso antes de unirse a su madre.

— Solo quería saber cómo estabas... Y si tenías alguna pregunta para mí - Becca fue directo al grano.

— ¿Pregunta? - Lexa frunció el ceño, genuinamente confundida. — ¿Sobre qué?

— Bueno, dos enamoradas de 16 años van a pasar la noche juntas el día de San Valentín - sonrió, notando la forma en que las mejillas de Lexa se sonrojaron ante la insinuación.