†Temo caer en tentación†

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Al dia siguiente, he tratado de evitar el contacto visual con Scott. Él sigue confundido por mis acciones, él no lo entiende y yo tampoco.

Durante el almuerzo Scott se mantuvo mirándome cada vez que podía, cosa que me hizo sentir muy incómodo. Por lo cual me disculpé y subí a mi habitación. Una habitación del tamaño de mi casa, por cierto. Blanco y negro, no podía faltar. Grandes ventanas que cubrían una cortina de color negro, y un balcón con hermosas flores rojas, rosadas, moradas, amarillas, y más. La naturaleza en esta casa es lo que hace la diferencia de colores. Le da ese toque exótico al lugar. Hay dos sillones de cuero gris en el balcón con una pequeña mesa de madera negra en el medio.

Mis padres tienen su habitación, una después de la mía, es la tercera puerta, la mía es la primera. Su habitación es un poco más pequeña que la mía, pero de los mismos colores y diseño del balcón.

El señor Williams quiso que tuviera privacidad, al igual que ellos. Así que le pareció buena idea que tuviera una habitación para mí solito, sin estorbos, con privacidad, sin estar al alcance de...

Alguien toca la puerta ¿Ven por qué digo que la gente está en contra de mi paz mental?

Me levanto de la cama con fastidio, y abro la puerta, sin ver quién es. Camino hacia el balcón y apoyo mis brazos en este, disfrutando de la hermosa vista, y mis ojos son tapados por dos manos. La persona detrás de mi desprende un olor embriagador, llega ese olor fuerte y delicioso a mis fosas nasales, provocándome excitación. ¿Es posible poder excitarse con el olor de alguien?.

Suspiro su aroma, pero al darme cuenta de lo que pasa y estoy haciendo, quito sus manos de mi cara y me doy la vuelta, para encararlo, pegándome más a la pared del balcón.

Una sonrisa provocativa y seductora adorna su rostro. Y quiero borrarle esa sonrisa tan jodidamente cautivadora.

-Scott...- logro articular después de mi shock.

- ¿Que sucede, querido Chris?- toca mi mejilla suavemente, mientras mira directamente mis ojos.

Un brillo se acentúa en esa mirada oscura. Y recuerdos llegan a mi mente, provocando una indescriptible sensación de deseo. Sus labios entre abiertos y rosados. Su mirada que enloquece. Su cabello, sedoso y brillante.

Trato de rodear su cuerpo, pero me retiene contra el balcón.

-No lo hagas- le pido en un susurro, a lo que él sonríe.

Está situación se está saliendo de control, esto no debe pasar, él no puede hacerme esto. Y lo peor es que me gusta...

-¿Que no haga que?- sus labios tocan levemente la piel de mi cuello, y suspira, un escalofrío recorre mi cuerpo y al sentir una mordida en mi piel, jadeo de sorpresa y satisfacción. Sube su mirada de nuevo, y con la mirada perdida, llena de confusión, niego con la cabeza, y él ladea la cabeza a un lado, al igual que su sonrisa- Christian, no te niegues, sabes que quieres que lo haga...- asegura, y vuelven sus besos, suspiros y caricias en mi cuello, provocando en mi un placer que no sabía que podía sentir. Y me descontrola. Cierro los ojos para solo sentir el placer que me proporciona sus labios. Tomo sus cabellos y los jalo, provocando que él gruña, y todo se fue al carajo solo con un rose entre nuestros cuerpos.

- Scott - vuelve a mirarme, mientras suspira con irregularidad.

- Pídelo - ordena - Pídeme que lo haga.

Mis sentimientos me traicionan y mi necesidad se acentúa. Quiero hacerlo, quiero besar esos labios, probar su sabor, deleitarme con ellos, saborearlos. Están demasiado cerca de los míos y su respiración choca contra ellos. El deseo de solo tocarlos me invade y me hace desear lo prohibido. Poco a poco se va acercando, mientras los mira con deseo.

Pero lo detengo, recordando el por qué me estaba negando a hacer contacto visual con la persona que he soñado durante este tiempo. Y no son sueños decentes.

Estoy un noventa por ciento seguro de que es él, nunca puedo ver completamente su rostro, siempre es borroso, solo cumple con las características de su cabello negro al igual que sus ojos, y nada más.

- No debemos hacerlo, esto no está bien, Scott- pongo mis manos sobre su pecho, y se muestra confundido.

- Pero Chris yo...

- No, Scott- lo interrumpo- Scott, por favor, esto no está bien, jamás lo estará. Entiéndeme.

-¿Por qué, mm? ¿Por qué no estaría bien? Yo quiero hacerlo, quiero...- toca mis labios, mientras los mira- por favor- pide en un susurro.

- ¿Después de esto no volverá a pasar nada entre nosotros? -pregunto, con mirada nostálgica, pero quiero que quiera no seguir con esto.

No quiero caer en la tentación de su mirada, sus labios, sus caricias. Quiero contenerme y negarme a cruzar la línea de lo prohibido. Espero que pueda hacerlo.

-No te prometo nada- afirma y me besa. Sus labios se mueven de una manera deliciosa, su lengua abre paso en mi boca, y me llena por completo.

Sus manos toman mi cintura y me atrae hacia él, abrazándome y suspirando de anhelo.

Sus labios succionan y muerden los míos, su lengua juega con la mía en nuestras bocas. Nos separamos por la falta de aire y mira mis ojos.

Mi pecho se reconforta con un calor agradable.

-Tus pupilas se dilatan - me informa y me sonrojo al instante- me encanta.

Trata de besarme de nuevo pero lo detengo. Y lo rodeo. Él se da la vuelta, confundido.

- ¿Que pasa? - pregunta - ¿Christian?

Me siento en la cama, con la mirada baja, sin una pizca de arrepentimiento. Solo que me siento extraño y tengo miedo de lo que pueda pasar, pero a la vez curiosidad.

Lo averiguaremos otro día, o en otro momento.

-Scott, creo que es mejor que te vayas.

-¿De verdad quieres eso?

Dudo unos segundos en responder.

-hum-hu- afirmo, a labios cerrados.

Se acerca a mi en dos pasos y toma mi barbilla con firmeza.

- No estés tan seguro de que te librarás fácil de mi, ahora que te tengo, no podré saciarme tí, angeolitto- dice con voz ronca y necesitada.

Me suelta después de un brusco beso con mordida en el labio inferior, luego los mira, se aleja, abre la puerta y luego la cierra, silenciosamente.

Esto se está saliendo de control. No me arrepiento de lo que sucedió, lo deseaba, fue una agradable experiencia. Y tengo miedo de querer más de esto. Su manera posesiva me deja confundido. "Ahora que te tengo, no podré saciarme de ti" ¿angeolitto?
¿Es italiano? La verdad, me incomoda, tampoco sé si podré saciarme de tí, Scott. Y eso es lo que temo. Temo necesitarte.


























Scott ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora