Alessandro Lombardi, desesperado por obtener la custodia de sus hijos, propone a Adriana Méndez, su asistente, un matrimonio de conveniencia por un año. Para Adriana, es la oportunidad de escapar de su oscuro pasado y resolver sus deudas, pero el co...
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Alessandro
Estoy sorprendido. No esperaba qué aceptara así de rápido, pensé que se tomaría al menos el día de mañana para pensarlo, pero creo que la he subestimado.
—Alessandro, ¿me has escuchado? —pregunta ante mi silencio.
—Si...
—¿No vas a decir nada?
¿Qué podría decirle? Me tomó por sorpresa, así que las palabras simplemente se atascan en mi garganta.
—Bien, hablaremos el lunes.
Ella se voltea y se queda parada unos segundos, como si esperara a que diga algo.
—Ya veo como será nuestra convivencia—agarra el pomo de la puerta—Un total desastre...
Sin decir más, abre la puerta y se mete en el departamento.
Un imbécil, eso es lo que soy. Debí al menos darle las gracias y no quedarme paradote mirándola.
Me alejo de su puerta y me dirijo al ascensor, para finalmente irme a casa.
Llego a la mansión de mis padres en cuestión de minutos. Puede que sea raro que un hombre de 34 años viva en casa de sus padres, pero yo preferí volver con ellos y mi hermana para no estar solo en esa gigante casa en la que vivía con Chiara.
—Cariño...—mamá me envuelve en un abrazo cuando me ve.
—Hola mamá—la estrecho en mi pecho y beso su cabeza.
—¿Cómo te fue hoy? —engancha su brazo al mío.
De la mierda... quiero decirle, pero no lo hago.
—Bien, creo...
—¿Estas seguro cariño? —mamá acaricia mi pómulo derecho.
—Si madre, estoy seguro—tomo sus manos entre las mías y deposito un beso en ellas.
Ambos nos dirigimos al comedor, donde se encuentra mi padre sentado a la cabeza, mi hermana, Isabella, su marido bueno para nada y las chicas del servicio transportando la cena a la mesa.
—Hola Isa—saludo a mi hermana menor de 27 años—Rolando—le saludo con un movimiento de cabeza.
—Alessandro.
Rolando y yo solíamos ser mejores amigos cuando estábamos en la secundaria, pero un día el simplemente se reveló contra mi y todo porque el estaba enamorado de Chiara y yo me iba a casar con ella.
Después de eso, el asegura haberse enamorado de mi hermana y le pidió que se casaran. El nunca ha conseguido trabajo y vive de lo poco que gana mi hermana y mis padres le dan techo porque es esposo de mi hermana. Tienen una linda hija y yo tengo una sobrina preciosa.
Me siento al lado de mi madre y comienzo a consumir la deliciosa ensalada que prepararon para mí.
La cena transcurre de manera silenciosa, a excepción de una o dos palabras de mis padres.
