❤️‍🔥Capítulo 2❤️‍🔥

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Alessandro

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Alessandro

Un martes, a plena siete de la mañana, lo último que me apetece es tener una jodida reunión con mi ex.

—Cariño...—sus manos se pasean por mis hombros.

—No me toques—miro a su alrededor y detrás de ella—¿Dónde están los niños?

Ella se aparta de mí y se sienta en la silla vacía que está al lado mío.

—No vinieron.

—Chiara, mejor di que no quisiste traerlos—hablo entre dientes, sintiendo como el enojo se apodera de mí.

Ella sonríe con burla y me hace ojitos de cachorro.

—Ay cariño, que listo eres—me toca la mejilla, yo se la retiro de un manotazo.

—Ya dime para que querías que viniera, tengo una reunión importante en la empresa.

Ella se acomoda en la silla, se inclina hacia mí, dejando el inicio de sus pechos a la vista. Retiro mi vista de ahí y miro sus ojos.

—¿No piensas hablar?

La paciencia se me agota, siento que la perderé en cualquier momento.

—Te traigo un mensaje del juez que está manejando el caso del divorcio.

Ah claro, mi divorcio con ella. Cosa que no está completa porque me niego a dejarle a mis hijos y darle un peso más.

—Habla, no tengo tu tiempo.

Su rostro adopta una sombría expresión, una sonrisa asquerosa se forma en sus labios pintados de azul.

Que mal gusto...

—Como no fuiste a la audiencia de la última vez, el juez me dijo que te diera un pequeño mensajito, seguro que te alegra el alma.

Ella se levanta y recoge sus cosas. Del pequeño bolso saca un par de billetes y lo deja sobre la mesa.

—Dijo que si no estas casado y tienes un matrimonio estable—hace una pausa y sonríe—no podrás quedarte con la custodia de los niños.

Esto era lo que me faltaba

—Pero no te preocupes mi amor... los niños estarán bien con su madre—hace énfasis en la palabra madre.

Dios, la sonrisa que pone es aterradora, incluso para mí.

—Adiós bebé—intenta acercarse a mí, pero la alejo de un empujón.

Solo me queda una carta bajo la manga, la oración que le hará saber que aún no ha ganado.

Me levanto de la silla y me pongo los lentes.

—No te preocupes, a mi prometida le encantará saber que los niños podrán quedarse con nosotros.

El contrato que nos unió ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora