Quinque

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Cellbit lanzó el periódico del día de hoy sobre las piernas de Roier, quien estaba sentado en el sofá viendo una de las películas que el castaño tenía por ahí

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Cellbit lanzó el periódico del día de hoy sobre las piernas de Roier, quien estaba sentado en el sofá viendo una de las películas que el castaño tenía por ahí.

—¿Qué?— dijo el ser sobrenatural tomando el periódico en sus manos y leyendo lo que decían las noticias.

Sonrió y le extendió de vuelta lo que le había lanzado.

—Que sepas que no soy yo— pronunció con sorna volviendo su mirada a la TV.

—Sé que no eres tú pendejo, no podrías— pronunció sentándose al otro extremo del sillón —Quiero que me digas quién es.

—¿Y por qué tendría que decírtelo?— contestó el castaño oscuro sin quitar la mirada de la película —Esas desapariciones no me afectan a mí.

—Porque es una orden— exigió el humano.

—No recibo órdenes, y menos de un humano.

Cellbit suspiró juntando las yemas de sus dedos y apoyando su cabeza en esta.

—Por favor— susurró Cellbit sin mirarlo, aún teniendo su cabeza escondida.

Roier sonrió aguantando una risilla y lo miró —Tal vez quiero algo más que un por favor, tal vez quiero ser libre— dijo dejando de prestar atención a la película y acercándose un poco al mayor —Tal vez quiero sangre caliente directo de un cuerpo— susurró ahora más cerca —Tal vez quiero la tuya... — pronunció estando sobre el humano y Cellbit tampoco se lo había impedido.

Se quedaron en aquella posición muy extraña, no se movían y la respiración del castaño era lenta y leve, sus ojos celestes estaban sobre los oscuros y fríos del vampiro.

Roier sentía la suave respiración de Cellbit sobre sus labios, estaban muy cerca.

—Aléjate... O yo...— dijo el humano.

—¿Tú...?— preguntó el de piel pálida.

—Voy a dispararte— terminó de decir sin dejar de ver al hombre sobre él.

El de mechón blanco no pudo evitar desviar su vista hacia los labios pálidos y semiabiertos de Roier, con el vampiro pasó lo mismo, pero su vista simplemente se quedó en sus labios.

Roier empezó a acercarse, lentamente abriendo un poco más sus labios esperando ser correspondido, y él estaba tan inmerso en sus pensamientos que no pudo reaccionar al instante cuando Cellbit sacó su arma y le disparó en el abdomen.

Cayó al suelo por el impacto de la bala tan cerca, llevó su mano hacia el orificio aún aturdido y desorientado por el momento.

Vio como el castaño guardaba su arma en su chaqueta y se levantaba, tomó al vampiro de la nuca y comenzó a jalar de él.

Abrió la puerta que estaba bajo las escaleras, seguía tirando de él mientras caminaban por el pasadizo iluminado y bajaban las escaleras, de un empujón metió a Roier dentro del laboratorio que tenía y cerró la puerta.

Atropa belladonna - GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora