©ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ɴᴜᴍʙᴇʀ ᴛᴡᴏ

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Los días después de que Ellie se despertó fueron tranquilos, casi incómodos. Ella no hablaba mucho, y cuando lo hacía, parecía medir cada palabra como si tuviera miedo de decir demasiado. Pasaba la mayor parte del tiempo descansando, recuperándose, pero su mirada siempre estaba alerta, como si esperara que en cualquier momento algo malo fuera a suceder.

Yo, por mi parte, trataba de darle su espacio. Me levantaba temprano, cazaba lo que podía y volvía antes de que el sol estuviera alto. No me gustaba dejarla sola, pero también sabía que necesitábamos comida. El silencio entre nosotras era pesado, pero no incómodo. Era como si ambas entendiéramos que hablar demasiado era un riesgo que aún no estábamos listas para tomar.

Una mañana, mientras preparaba un poco de comida sobre el fuego, noté que Ellie me miraba desde la cama, sus ojos más abiertos y curiosos que de costumbre.

-Te estás sintiendo mejor, ¿no? -pregunté, aunque ya lo sabía. Sus heridas estaban sanando bien, y su color había vuelto.

-Sí, bastante mejor. Gracias por... todo esto -respondió, su tono menos distante de lo habitual.

Le sonreí un poco y asentí, aunque no dije nada más. Sentí que ella estaba a punto de decir algo importante, pero no quería presionarla.

-No tenés que quedarte acá si no querés, Ellie. Sabés que podés irte en cuanto estés lista -le recordé mientras revolvía la olla que tenía sobre el fuego.

Ella se quedó en silencio por un momento, como si estuviera considerando lo que había dicho.

-¿Por qué me ayudaste? -preguntó de repente, su voz más baja, como si realmente necesitara saber la respuesta.

Me detuve por un segundo, sorprendida por la pregunta. No era algo que hubiera pensado demasiado. Para mí, ayudarla había sido instintivo, natural.

𝗜​ ​𝗪​𝗔​𝗡​𝗡​𝗔​ ​𝗕​𝗘​ ​𝗬​𝗢​𝗨​𝗥​𝗦​ ​⫻​ Ellie WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora