Capítulo 12

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Louis no se molestó en cambiarse una vez que llegó al camarote. Se quitó la chaqueta y la tiró sobre el sofá al pasar. Después de pensarlo un momento, también se sacó, a su pesar, una pistola de la cintura y la dejó sobre una mesa auxiliar. No tenía funda para llevarla de forma segura, y si tenía la mala suerte de quedar atrapado en la habitación de Armen, tener un arma sólo aumentaría sus posibilidades de recibir un disparo.

Murmurando, metió la mano en su equipaje y encontró el escáner portátil que Knight les había dado antes de que salieran de Baltimore. Se lo metió en uno de los bolsillos de su pantalón de esmoquin forrado de raso y se dirigió hacia el balcón. Trató de no pensar en cuanto dolería golpear en el agua tantos pisos por debajo mientras se encaramaba a la barandilla resbaladiza. Sus nudillos estaban blancos mientras se agarraba a la gruesa separación en la que tendría que balancearse para alcanzar el balcón de Armen.

Empezaba a desear que Harry se hubiera opuesto a este plan.

Respiró hondo, hundió los dedos bajo el ligero borde de la separación y balanceó el pie en el aire. Lanzó el peso de su cuerpo, sabiendo que la barandilla en ese lado estaría tan resbaladiza y húmeda como la de su lado y esperando impulsarse por encima en lugar de rebotar y caer al mar.

La estrategia funcionó, más o menos.

No fue tan difícil como había imaginado, y aterrizó en el balcón en un montón sin gracia.

Se puso de pie de un salto y miró alrededor, enderezándose la camisa y asintiendo con la cabeza.

—Estoy bien —dijo a las sillas de cubierta. Se aclaró la garganta y trató de no reírse de sí mismo, contento de que se tratara de una misión en solitario. Harry nunca le habría dejarlo vivir si hubiera visto una acción tan poco ágil.

Se dirigió hacia las puertas de cristal del balcón, seguro de que estarían desbloqueadas. Nadie bloqueaba sus puertas del balcón, confiando en la gravedad para mantener fuera a los intrusos. Así que se quedó perplejo cuando descubrió la puerta corredera de cristal no sólo cerrada sino bloqueada con un trozo de madera.

—Hijo de... —Miró alrededor buscando algo para quitar el obstáculo de baja tecnología. No quería dejar constancia de su presencia aquí, así que tirar un mueble contra la puerta no era una buena idea. Sacó el cuchillo y se arrodilló delante de la puerta, deslizándolo por la rendija y se topó con el bloqueo con facilidad. Fue capaz de abrir la puerta una pulgada o menos, pero entonces el pedazo de madera la detuvo. Parecía ser un cordón grueso de madera de balsa, más probablemente tomado de una pieza del mobiliario decorativo de la suite. Louis deslizó la mano por la abertura y empujó con todas sus fuerzas, haciendo palanca contra la pared. Nada se movió por un momento, a excepción de tal vez de uno o dos tendones en su codo que se suponía que no se estiraban de esa manera, pero entonces la madera cedió a la presión. Se rompió mientras implosionaba, estallando en pequeños pedazos y haciendo que la puerta se abriera de golpe. Louis se lanzó hacia adelante tan pronto como la puerta ya no estuvo allí para soportar su peso y cayó de bruces contra la cubierta. Una vez más.

Se levantó con un murmurado:

—Odio este caso —y gateó al camarote.

🛳️🛳️🛳️

Harry se acomodó en su asiento después de una pequeña sonrisa a Norina y tomó su vaso de agua. Bianchi hizo señas a un camarero, quien prometió traer más bebidas de inmediato, así como sus ensaladas. Harry se preguntó si tendría que llegar a algún tipo de estratagema para mantener a Armen aquí, ya que estaban empezando a cenar.

—Señor Porter, ¿podría molestarle un momento? —La voz de Armen rompió el monólogo continuo de Bianchi sobre las ventajas relativas del vino y la salud de un hombre de mediana edad.

(You know) I Love a London BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora