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-No falta mucho para que llegue mi hijo, así que estén atentos a la barrera -dijo Enji Todoroki a sus "soldados". Los jóvenes, de entre 19 y 22 años, asintieron y salieron de su oficina. Ellos eran los encargados de vigilar únicamente la parte exterior de las murallas del "refugio". Aunque a Enji le gustaba más pensar en el lugar como un pequeño pueblo seguro, con bastantes personas viviendo allí. Según el último recuento, había alrededor de 210 personas, entre niños, adultos y unos pocos ancianos, siendo este último grupo el más afectado.

Todoroki se había autoproclamado líder del lugar. Su liderazgo surgió de manera natural, ya que fue él quien tuvo la idea de comenzar a construir las barreras alrededor y restaurar algunas casas y comercios para intentar, de algún modo, volver a la normalidad. Aunque en realidad nada era normal. Los más jóvenes son los más aventureros, aquellos que más deseaban salir al exterior, como su hijo, Todoroki Shoto, que, junto con sus amigos y otros jóvenes, organizaban excursiones para buscar recursos en zonas alejadas del refugio.

El lugar no era perfecto, pero se intentaba ser lo más seguro y precavido posible. Había todo un procedimiento antes de permitir la entrada a alguien. Aunque cualquiera era bienvenido, había ciertos requisitos específicos para ser admitido. El primero y principal era no estar infectado; los nuevos sobrevivientes debían pasar una semana en cuarentena, durante la cual serían vigilados. Cualquier comportamiento o problema de salud fuera de lo normal provocaría su eliminación inmediata. El segundo requisito era ser útil para la comunidad. Todoroki no aceptaba a cualquiera solo por poner ojos de cachorro; debían demostrar que podían aportar algo. El tercer y último requisito, el más controvertido, era que los civiles del refugio no podían portar armas. Solo aquellos que salían del lugar tenían permitido llevar un arma de fuego, y solo una cada tres personas. Eran medidas estrictas, pero hasta el momento habían funcionado.

-¡Señor! -apareció un joven irrumpiendo el trabajo de Enji-. Su hijo ha regresado, pero trajo a un sobreviviente del exterior.

-Ya voy -respondió Todoroki, levantándose de su asiento y caminando junto al soldado hacia la barrera. Allí estaban su hijo y sus amigos, y Eiji divisó una cabellera verde que le resultaba familiar.

-Ah... Señor Todoroki... -dijo Izuku al verlo-. No sé si me recuerda, pero soy Midoriya... amigo de su hijo, ¿recuerda?

-Claro, se me hacía conocido... ¿Qué hacías solo allá afuera?

-Yo tenía un grupo, pero hace poco fuimos atacados y fui el único sobreviviente...

-¿No está herido? -preguntó Enji a su hijo y a los chicos, quienes negaron con la cabeza.

-Está bien, viejo. No está infectado, está sano. Solo viene a pasar unos días.

-Un día -corrigió Izuku rápidamente, ganándose una mirada molesta del rubio.

-Para ver si le gusta el lugar, lo cual le encantará -añadió Katsuki, mirando directamente a Izuku.

-¿Crees que esto es un hotel, niño?

-Papá...- Interrumpió su hijo.

-Shoto, ahora no -suspiró enji, irritado, pasándose la mano por la cara-. La situación es simple: se queda o se va.

-Lo entiendo, voy a irme -dijo Izuku, dispuesto a darse media vuelta, pero Katsuki lo agarró del brazo.

-Él no se va a ningún lado.

-Mira, no empieces -la voz autoritaria de Enji creó tensión en el ambiente, pero Katsuki no se inmutó-. Las reglas son justas para todos.

-Izuku no tiene nada, viajamos con él todo el tiempo. No está infectado. Esa estúpida regla es para personas del exterior que no conocemos.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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From The Ruins - BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora