Una noche, después de uno de esos episodios, Jimin se derrumbó en los brazos de Yoongi. Su cuerpo temblaba, y las lágrimas corrían libremente por su rostro.
—No sé si puedo hacer esto. —confesó, con la voz rota por la desesperación.
Yoongi lo abrazó con fuerza, sintiendo el dolor de Jimin como propio. Sabía lo difícil que era. Había días en los que él también quería rendirse. Pero también sabía que no podían volver atrás. Los Ángeles ya les había quitado demasiado.
—Lo haremos. —dijo Yoongi, más para convencerse a sí mismo que a Jimin. — Porque no nos queda otra opción.
Fue en ese momento que Yoongi se dio cuenta de que no se trataba solo de escapar de Los Ángeles o de las drogas. Se trataba de enfrentarse a quienes eran, a lo que habían hecho y lo que se habían convertido. La redención no era algo que pudieran encontrar en una ciudad nueva o en una vida diferente. Era algo que tendrían que construir, día tras día, con cada pequeño paso.
Con el paso del tiempo, las cosas comenzaron a mejorar, aunque de manera lenta y dolorosa. No hubo grandes revelaciones ni momentos de claridad absoluta, pero los pequeños triunfos empezaron a acumularse. Yoongi retomó la música, pero esta vez no lo hacía para impresionar a nadie ni para cumplir con expectativas externas. Lo hacía para sí mismo, como una forma de liberar todo lo que había guardado dentro durante tanto tiempo.
Jimin, por su parte, comenzó a buscar ayuda profesional. La terapia era un proceso duro, pero comenzó a enfrentar los traumas que lo habían empujado al borde de la autodestrucción. Sus sesiones no solo lo ayudaban a procesar el dolor de su infancia y la lucha con su identidad, sino también el daño que Los Ángeles había hecho en él. El peso de vivir en un entorno que lo empujaba a usar su cuerpo y su mente como herramientas de supervivencia era algo que todavía lo atormentaba.
Hubo un momento, unos meses después de haber comenzado la terapia, en el que Jimin se sentó frente a Yoongi, con una serenidad que nunca había visto en él.
—Quiero vivir. —dijo, y aunque sus palabras eran simples, el significado detrás de ellas era profundo.
Era la primera vez en mucho tiempo que Jimin expresaba un deseo genuino de seguir adelante, no solo de sobrevivir.
Esa noche, Yoongi lo miró mientras dormía, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz. Sabía que aún quedaba un largo camino por recorrer, pero también sabía que lo harían juntos. Los demonios seguían allí, pero ya no tenían el mismo poder.
Los Ángeles seguía presente en sus vidas, pero ahora era solo un recuerdo, un lugar que ambos habían dejado atrás, aunque sus marcas fueran imborrables. Las cicatrices, tanto físicas como emocionales, no desaparecerían, pero Yoongi y Jimin estaban aprendiendo a vivir con ellas.
Fin.

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The Devotee [YM] [✓]
FanfictionYoongi siempre había soñado con dejar su vida tranquila en Corea para perseguir sus sueños en la ciudad de las estrellas, Los Ángeles. El ritmo frenético, las luces brillantes y las promesas de éxito lo atraían como un imán. Sin embargo, después de...