Cuando nos concentramos en la meta, muchos pequeños logros quedan ignorados.
Esto suele provocarnos algunas decepciones a lo largo del proceso. Por ello es importante siempre tener en cuenta que somos mejores que ayer. Aún si es por algo minúsculo.
Soy del hip hop, ese siempre fue mi gusto exótico. No solo como bailarina sino como espectadora. Me han dicho que no aparento ser de ese tipo de rama, pero yo realmente creo que un bailarín se hace de la diversidad, y aprender jamás ocupa espacio.
Hoy en día me dedico al contemporáneo, a la expresión corporal y a la danza clásica, que jamás fueron mis fuertes, pero aún así me gustan mucho.
Hace unas semanas reflexioné al respecto de esta situación. Sentía que ya no estaba en edad para intentar algo nuevo como bailarina, y si bien no me replanteé mi carrera actual, si me frustré un poco al ver que no conseguía el avance que yo quería.
Pero...entonces, ¿no había avanzado nada? Esa pregunta me hizo sentir inútil, porque los halagos no suelen ser el fuerte de los profesores, y eso solo hace empeorar tu autoestima, es duro nunca sentirse suficiente cuando se trata de algo que amas...
La pasión y el talento aveces no van de la mano, y está bien, yo siempre sentí pasión por la danza, pero jamás me sentí talentosa, creo que eso era lo mejor, el doble empeño que solía meterle, y aún así no era suficiente para mi.
Me considero una persona poco conformista; dependiendo la perspectiva algunos avalan mi forma de ser y otros la critican. Ser así conlleva presionarte inclusive a la hora de descansar, aún cuando el cuerpo te pide parar, mi mente me prohíbe sentirme en paz con aquella decisión.
La ansiedad y el estrés juegan en contra, pero en algún momento la mente sobrepasa todo eso y solo queda respirar un momento y volver a analizar qué tan sano es.En ese momento, donde apenas podía levantarme de la cama sin sentir que todos los músculos de tu cuerpo se tensaban de dolor, comencé a recordar...
Que antes apenas alcanzaba al piso al querer estirarme para tocar mis pies, y hoy en día puedo tomar de mi tendón de aquiles sin morir en el intento.
Logré llegar al grand écart antes de que finalice el año, que era una meta muy importante para mi.
Entrené mi pie de banana para comenzar mi trabajo de puntas el próximo año.
Tengo un gran reconocimiento de espacio y consciencia de movimiento a la hora de bailar.
Mi memoria coreografica tuvo una mejoría cuando antes apenas podía recordar un par de pasos sin perderme.
Las roladas comenzaron a ser mi fuerte en el contemporáneo y me divierto mucho haciéndolas.Todos los días son un proceso, aveces hay días buenos, otros no, pero no dejo de ser una gran bailarina solo por ello, cada camino es diferente dentro de la danza y todos son respetables, y admirables, un bailarín no solo es bailarín porque es bueno aprendiendo rápido, un bailarín es bailarín de corazón, porque así se siente, porque lo disfruta y busca mejorar aunque eso signifique darlo todo, lleve meses o años... eso, es amar lo que haces