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Sana no quería contarle a sus padres sobre Tzuyu, pues sabía que no la entenderían, sobre todo su papá, quien no paraba de ofenderla solo por ser omega y aunque Sana estaba acostumbrada al maltrato, lo que no le gustaba era escuchar cosas malas sobre su novia. El problema era que su padre ya comenzaba a sospechar que estaba viendo a una alfa, pues Tzuyu era muy detallista y le daba pequeños regalos casi diario. Entre ellos estaban: cartas, flores hechas de papel, pulseras de cuentas, anillos, collares y muchos dulces, porque sabía que a la conejita le encantaban.

Sana era conciente de que Tzuyu era honesta y hasta el momento se había mostrado comprometida con la relación, a pesar de sólo llevar unos pocos meses juntas, sin embargo eso no le quitaba la inseguridad por perderla, ya que a veces no podía evitar pensar en la horrible posibilidad de ser engañada o usada por la alfa.

En este momento estaba pasando por uno de esos momentos en los que sobre piensa las cosas, ya que Tzuyu no contestaba los mensajes ni las llamadas, parecía desaparecida desde hace varias horas, pero Jihyo dijo que estaba bien, aunque eso solo puso peor a Sana, pues no podía dejar de preguntarse ¿Por qué Jihyo estaba tan segura de eso, acaso ella sabía cosas que Sana no?

Sinceramente no quería hacer un escándalo por algo pequeño, pero sus pensamientos eran lo peor que tenía ya que no podía controlarlos, intentaba distraerse con diversas actividades, como limpiar su cuarto y escuchar música, pero al final su mente siempre regresaba a ese mensaje leído por Tzuyu desde hace 5 horas sin aún tener una respuesta.

Sana intentó calmarse cuando sintió las lágrimas inundando sus ojos, sin embargo era difícil disuadir sus sentimientos y no entendía el por qué.

Tres días pasaron, en los que Tzuyu solamente le mandó un solo mensaje diciéndole que estaba bien, pero no había nada más, ninguna explicación o comentario sobre su paradero y a Sana le daban miedo 2 cosas: la primera era que a su novia le hubiera pasado algo y la segunda, que Tzuyu la hubiera cambiado por otra omega, una más bonita e inteligente que ella, porque claro, la taiwanesa merecía muchísimo más de lo que Sana podía ofrecerle.

La gota que derramó el vaso fue el comentario que su padre hizo con un tono burlón ──Últimamente has perdido ese olor a café que siempre tenías impregnado── la japonesa dejó de comer para mirarlo, asustada e incómoda por lo que podía venir ──Creo que di en el blanco cuando te dije que esa alfa solo jugaba contigo── el hombre comió tranquilo, como si su comentario no hubiera sido indiscreto. Su esposa solo negó con la cabeza, temiendo por lo que vendría.

Sana aclaró su garganta y bajó la mirada ──No sé a qué te refieres── su voz temblorosa provocó una carcajada en el alfa, mientras su madre solo suspiraba. El hombre rodó los ojos.

──Ambos sabemos que esa alfa te botó, ya no hueles a ella porque ahora tiene a otra ingenua como tú── se sirvió más comida de forma desinteresada.

La omega sintió su labio tiritando por las ganas de llorar y todo porque no sabía como responder a eso, ya que incluso ella comenzaba a creerlo.

Su madre intentó disuadir la tensión en la mesa ──Pequeña, ¿en cuánto tiempo es tu celo? creo recordar que es cerca de estas fechas── Sana agradeció el cambio de tema, aunque de igual forma no le agradaba este.

La omega contó los días con sus dedos y el pánico se hizo presente en su rostro ──¡Oh por Dios, había olvidado que es mañana!── sus padres intercambiaron miradas, aunque la del alfa era sombría debido al enojo que esto le producía.

──Sana ya no eres una jodida niña para olvidar tus ciclos de celo, sabes perfectamente que debes avisarnos con tiempo para que pueda dejarte sola y tu madre te cuide── dijo su padre con un tono molesto, la omega bajó la mirada.

──No fue mi intención, j-juro que lo tengo anotado, es solo que la escuela me hizo olvidarlo── jugó con sus manos, sin poder levantar la mirada.

Su madre que había permanecido callada decidió hablar ──Está bien cariño, pero esto es un problema para ti, mañana tu papá tiene un viaje al que tengo que acompañarlo, esta vez no puedo cuidarte── explicó preocupada.

El alfa rió de forma sarcástica ──Que se cuide sola, si puede estar ofreciéndose a una alfa entonces es perfectamente capaz de cuidarse a si misma.

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Dicho y hecho, Sana estaba sola con el calor del celo escalando en cada hora que pasaba y era bastante raro, pues normalmente sus supresores funcionaban muy bien. No entendía que estaba pasando, ya se había tomado dos supresores y sin embargo, su vientre dolía más que en otras ocasiones, mientras el calor en su cuerpo se incrementaba contantemente y sus feromonas se alborotaban a la par.

Decidió que lo mejor sería dormir, tal vez los supresores ocupaban tiempo para actuar y disminuir su calor, sin embargo eso no la ayudó.

Al cabo de unas pocas horas despertó bañada en sudor, con la respiración agitada y su intimidad húmeda debido al erótico sueño que acababa de tener.

Sus mejillas estaban coloreadas con un tono rosa intenso que no cedía y que muy probablemente se incrementaba con los recuerdos del sueño, en donde una alfa alta con su característico cabello negro la tomaba por las caderas mientras algo duro y caliente se acariciaba contra la ropa interior que cubría su abultado trasero, jugando con ella.

Si cerraba los ojos aún podía sentir y escuchar la respiración caliente y agitada de la híbrida de lobo chocando contra su nuca, algo que la hacía estremecer en su cama.

Juntó sus muslos logrando que la presión redujera la incomodidad entre sus piernas, sin embargo no era suficiente, su omega sabía lo que quería, aunque no podía tenerla ya que Tzuyu no estaba con ella.

Gimoteó contra la almohada e intentó tomar más aire para relajarse, pues el calor no la estaba dejando pensar correctamente ──Mgh, Tzuyu...── gimió mientras sus caderas se movían contra la nada, buscando algo con lo cual deshacerse de la incomodidad.

Avergonzada por lo que iba a hacer, Sana bajó su mano derecha hasta ingresar por debajo de su pantalón de pijama algo húmedo ──Ah, mierda── maldijo en cuanto tocó su nudo de nervios.

Su dedo índice y medio acariciaron la protuberancia en pequeños círculos que la hicieron estremecer, todo mientras su mente volaba con las imágenes de su novia en la mente.

Su cerebro jugó sucio cuando recordó a Tzuyu diciéndole conejita, así como las ocasiones en que tomaba asiento sobre su cómodo regazo. Pudo recordar como se veían sus pequeños pies colgando sobre las largas piernas de su amante.

Sana mordió su labio inferior cuando metió dos dedos dentro de ella ──Ahí Tzuyu...── suspiró con los ojos cerrados por la excitación.

Sus pensamientos siguieron evocando la dulce pero sexy voz que su alfa tenía cada vez que la llamaba "pequeña" o "mi niña", realmente le gustaban esos apodos. Sus dedos aumentaron la velocidad, tocando su punto mientras con la otra mano comenzaba a acariciar sus pezones por debajo del suéter con estampado de fresas.

Cuando su orgasmo comenzaba a crearse la puerta principal se abrió, pero ella estaba tan concentrada y mareada por el deseo de un orgasmo que no logró escuchar. Unos pasos pesados se acercaron a la habitación y de pronto una voz tensa retumbó en la habitación ──¿Miyeon?

little bunny ; satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora