≬ CAPITULO 8 ≬

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≬ CAPITULO 8 ≬

CÉLINE DELACROIX

Paris / Francia

Tan solo basto con una mirada compartida para que Kamari y yo saliéramos a tropiezos de la cama, corriendo por el pasillo como si algo nos persiguiera y en segundos nos encontrábamos al pie del panel de comunicación, Kamari presiono el botón verde para contestar la llamada de recepción.

-Bunas tardes –hablo Jacob al teléfono

-Buenas tardes, Jacob –contesto mi amiga al ver mis señas

-Señorita Kamari, se encuentra aquí un hombre que solicita hablar con la señorita Céline –informo el guarda de seguridad –Dice llamarse Lysander Montclair.

La presión se me bajo en picada.

Empecé a negar con la cabeza repetitivas veces.

-Indíquele al señor que no es bienvenido –acoto la castaña

Se escuchó como Jacob le hablaba al hombre y luego este le respondía.

-Eh, señorita insiste –se hoyo la duda en Jacob –Dice que trae algo para ¿Él bebe?

Mis ojos casi se salieron de sus cuencas, pulse el botón del elevador e ingrese a él, una corriente caliente recorría mis puños

Esta mal cuando yo nombraba lo del bebe.

Apreté los dientes mirando la pantalla que mostraba el descenso de los números.

Pero cuando él lo hacía, no importaba, estaba bien.

El tintineo fue el primer aviso para que tomara aire, las puertas se abrieron y salí dando fuertes pisadas hasta el hombre de traje.

- ¿Qué haces aquí? –alegue

Lysander se encontraba cruzado de brazos, con su hombro recostado en el borde del mostrador, levanto una de sus cejas ante mi pregunta y ni siquiera lo dejé responder porque apenas vi el movimiento de su boca, yo volví a tomar la palabra.

-Pensé que estabas ocupado, mejor ve a solucionar tus asuntos tan importantes –me mofe, voltee a mirar a Jacob que rotaba sus ojos del francés a mí –El señor presente tiene prohibida la entrada.

Gire sobre mis talones sintiendo que no había nada más que decir.

Fue grande mi sorpresa cuando mi cuerpo fue empujado con brusquedad hacia el interior del ascensor, puse mis manos al frente para frenar el golpe, el peso en mi espalda me aplastaba sobre el mármol.

Escuche como las puertas se cerraban y mi pulso se disparó.

Mi mejilla estaba pegada contra el frio mármol, cerré los ojos respirando con pesadez cuando unas manos grandes se posaron en mis caderas, presionándome más.

- ¿Qué tengo prohibido qué? –gruño Lysander en mi oído

Su aliento caliente contra mi piel causo un cortocircuito en mi sistema.

Bocona.

Sentía la garganta seca tanto que no tenía las fuerzas para pronunciar una silaba.

-Repite lo que dijiste Céline –ordeno, ejerciendo presión en su agarre

Apreté los labios sin saber porque mi mente parecía incoherente.

-Acaso eres sordo –hable por lo bajo –Tienes. Prohibido. Ingresar. A. Mi. Residencia.

Recalque cada una de las palabras en esa frase, algo que sin duda aumento la molestia en Lysander.

Termino de poner todo su peso en mí, el aire salió de mis pulmones con un resoplido, sus manos trazaron un camino agresivo por mi cintura hasta posicionarse en los laterales de mi vientre.

Nuestro Matrimonio ConcertadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora