≬ CAPITULO 9 ≬

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≬ CAPITULO 9 ≬

CÉLINE DELACROIX

Paris / Francia

Mantengo mis ojos fijos en el rostro de Henry, el hombre de bigote lee detenidamente los papeles que organizo Kamari.

Muevo mi pie ansiosamente, cada cierto tiempo miro el reloj en la pared, el silencio ayuda a que mi mente formule una docena de conclusiones.

Henry se quita los anteojos, deja el papel en el escritorio y nos mira.

-Entonces –entrecierra sus ojos - ¿Estas embarazada?

-Así es –asiento

-Mhhh –pasa su dedo índice por el bigote

Se mantiene callado mirando entre Kamari y yo, hasta que se levanta de su silla como si tuviera un resorte en el trasero.

- ¡Fantástico! –aplaude - ¡Que buena noticia!

Sonrió.

-A mí no me importa si eres un extraterrestre con tentáculos, con tal de que cumplas con tu labor en esta disquera, no tendré problema con nada –me mira fijamente –Porque no será un impedimento, ¿Verdad?

-No, de hecho, me he sentido más inspirada con la noticia.

-Muy bien, muy bien –vuelve aplaudir –Debemos de hacer una rueda de prensa, que el equipo de imagen cree posters inspiradores, incluso podemos sacar un muñeco de bebe que al presionarlo reproduzca alguna de tus canciones.

Dejo salir la pequeña risa.

-Tranquilo Henry, por el momento no quiero que los medios se entrometan.

Mi jefe toma asiento.

-Como gustes, pero apenas se te note el embarazo empezamos con Bebé en route –me señala con el dedo

-Te lo acabaste de inventar –asume Kamari

-En fin, te pediré dos cosas Céline.

-Te escucho –cruzo las piernas

-La primera, cuida de tu salud principalmente de esa voz –levanta uno de sus dedos y después otro –La segunda, le pondrás al chamaco Henry.

Enseguida hago una mueca.

-Eso no va a suceder –aseguro

- ¡Oh vamos! –el anciano se cruza de brazos –Es un buen nombre.

-Pero no para mí.

- ¿Estás diciendo que no te gusta mi nombre?

Me encojo de hombros.

-Henry –llama Kamari –Te revelamos lo del bebe ya que tú eres el dueño de la compañía, en estos meses Céline experimentara los típicos síntomas del embarazo y no queríamos que te preocuparas. Pero necesitamos que nos prometas que esto no saldrá de esta oficina, tan solo un grupo muy, muy reducido lo sabe y por el momento queremos que siga así.

Mi jefe no demora en levantar su mano, poniendo la otra en su pecho.

-Lo juro.

-Bien, ya que lo sabes –sonreí con inocencia –Reducirás mis horas de ensayo.

-No.

Abrí la boca, el anciano le dio un rápido repaso a mi vientre y suspiro.

-Bien, te reduzco tres, ¡Pero nada más!

-Me parece.

-Creo que hemos concluido –Henry se volvió a poner sus lentes –Si no es molestia, allí está la puerta.

Nuestro Matrimonio ConcertadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora