ALENE
Jamás he sentido tanto odio por alguien. Cuando era niña, pensaba en cómo se sentiría odiar a una persona al punto de desear su muerte. Eso sonaba tan lejano hasta ahora; nunca imaginé que sería América, mi maldita hermana gemela.
No solo me quitó mi lugar en la vida, sino que también se robó a mi prometido, al hombre que más amaba en el mundo. Puede que al principio todo fuera por venganza, pero conforme pasaron los años, los meses y los días, se convirtió en mi hombre, el amor de mi vida.
Tenía planeado vivir mi vida y dejar de lado la venganza de papá, pero luego ocurrió el accidente y todo se fue a la mierda. Mi hermana se casó con él y dejó que la follara, aun cuando le pedí que pusiera excusas entre los dos. Y no conforme con eso, le contó todo, haciéndome quedar como la villana del cuento, cuando yo era una víctima, igual que ella, del poder de papá. Me dio la espalda, me quitó todo, y ahora debe pagar por lo que hizo.
Por su culpa, Bryce me odia. Nos ha quitado todo; no tenemos dinero y, por lo mismo, mi tratamiento se canceló. Sigo en una miserable silla de ruedas, viviendo en un cuarto rentado en los suburbios más pobres y peligrosos de la ciudad. Sin contar que papá no tiene un buen empleo; es mesero en un restaurante y no gana mucho, y lo que recibe es para pagar este mugre hogar.
No me veo bonita; tampoco tengo ropa cara como solía vestirme. La pequeña habitación en la que duermo, porque papá lo hace en el sofá, está llena de recortes de revistas y periódicos de Bryce. Sale con una maldita mujer arquitecta: Vanesa Pierce, alta, esbelta, con cabello oscuro y ojos azules. Cuando me enteré de que eran novios, supe que la cobarde de América se había ido. La conozco tan bien como para estar segura de ello. Ese no era su mundo; creyó que podría soportarlo, pero no pudo, y ahora el problema radica en que mató el amor que le profesaba a ese hombre.
Todo lo que queda es un odio infinito, uno que empieza y acaba con Bryce y América. Detengo mis pensamientos cuando escucho que la puerta principal se abre. Hoy es mi maldito día nefasto, uno en el que descubrí que, el día del accidente, estaba embarazada de Bryce. Papá no me lo quiso decir por miedo a cómo reaccionaría; pensó que no lo soportaría, pero lo hice. Luego de que nos amenazara, papá me lo contó todo.
Una cosa más por la que odiar a América.
—¿Cariño? —llama mi padre al otro lado de la puerta.
Veo una última vez el recorte de la foto de Bryce, donde está en un evento. Vanesa sonríe tomando su brazo, pero él no; de hecho, se le ve molesto. Lo rompo y lanzo los restos a la basura.
—Adelante.
Mi padre entra con una caja de donas y una sonrisa cansada.
—Pensé que estarías dormida.
Son las dos de la madrugada; a estas alturas, debe saber que el insomnio es parte de mi vida actual.
—No.
Asiente y deja la caja sobre la cama.
—Son de vainilla, tus favoritas.
Quiero decirle que se vaya a la mierda, que a mí me gustan las de chocolate y que las de vainilla son el sabor de América. No lo hago; tomo una y, llena de rabia, la saboreo.
—Sabes, creo que si trabajo el doble, la próxima semana...
Lo odio. Odio el ser en el que se ha convertido mi padre. De ser un hombre crudo y autoritario, ahora es débil y un idiota en toda la extensión de la palabra.
Sigue parloteando hasta que dejo la dona medio mordida sobre la caja con las demás y le lanzo una mirada mortífera que lo hace callar.
—¿Sucede algo? —me pregunta con cautela.
—No sé, dímelo tú —ironizo—. ¿Hasta cuándo vas a seguir en ese papel de idiota?
Se hace un silencio entre los dos. Al ver que no quiere hablar, suelto un suspiro exasperante.
—Creo que ya llegó la hora de iniciar.
Estiro mi mano y saco de debajo de la almohada una carpeta negra. La abro frente a sus ojos y su expresión se ensombrece.
—¿Qué es eso?
—Todo lo que necesitamos para vengarnos de Bryce y América.
Mi padre pasa cada hoja.
—¿Cómo lo conseguiste?
—Tengo mis medios. ¿Sabes lo que significa esto?
Mi padre alza la mirada y entonces hace lo que no ha practicado en dos años.
—Venganza —afirma con seguridad.
La misma venganza que mi hermana acabó.
—Así es.
Entonces deslizo una foto delante de él; su mirada se oscurece y revelo mi más grande secreto.
—Es momento de que Bryce y América paguen por lo que han hecho.
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Esposa De Trofeo #1 © [COMPLETA]✅
RomansaEra un día lluvioso. Ella solo quería acabar con el tortuoso contacto de Bryce, un cotizado millonario que se casó con ella y que no estaba dispuesto a dejarla ir sin antes pagar por la traición que le había hecho, obligándola a rendirse ante el m...