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Scaramouche abrió los ojos, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas, pero la habitación estaba inmersa en una penumbra extraña, casi irreal... ¿Estaba en su casa? Se incorporó lentamente, intentando recordar lo que había pasado la noche anterior. El concierto en Inazuma... el público vibrando con cada nota... y luego, el apagón. Todo quedó en negro.

Intentó aferrarse a algún detalle más, pero no había nada. Su mente era un vacío inquietante. Se levantó de la cama, sintiendo un nudo de ansiedad en el estómago. Algo no estaba bien, lo podía sentir. No solo era la falta de recuerdos, sino la extraña sensación de que el mundo a su alrededor había cambiado de alguna manera.

Tomó su teléfono, que descansaba sobre la mesita de noche, y lo desbloqueó. Inmediatamente, una avalancha de notificaciones lo golpeó como un torrente incontrolable. Su nombre estaba por todas partes: en las redes sociales, en titulares de noticias, en las conversaciones de los fans.

“¿Dónde está Scaramouche?”

“Desaparición en Inazuma: el idol se esfuma tras un apagón.”

“#WhereisScaramouche: Fans preocupados por el misterioso incidente durante el concierto.”

Miró la pantalla, tratando de procesar la cantidad de teorías, especulaciones y rumores que circulaban. Videos del concierto aparecían una y otra vez, mostrando el momento exacto en que las luces se apagaban y el caos se desataba. Los gritos de los fans, las cámaras grabando la oscuridad... y cuando las luces volvieron, él ya no estaba allí. Para el mundo, Scaramouche había desaparecido sin dejar rastro.

Sentía una presión creciente en el pecho. Algo había pasado, algo que no entendía. Pero lo más extraño de todo era la sensación de desconexión, de estar flotando fuera de la realidad. Estaba solo en su apartamento, pero sentía que algo o alguien lo observaba. Se levantó de la cama y caminó hacia la ventana, corriendo las cortinas. Las calles se veían tan normales como siempre, pero había una inquietud en el aire.

Desesperado por encontrar alguna conexión con su vida anterior, decidió llamar a su mejor amigo, Tartaglia. Si había alguien que pudiera ayudarlo a entender lo que estaba pasando, era él. Tartaglia siempre había estado a su lado, en las buenas y en las malas.

Marcó su número, con el corazón acelerado. El teléfono sonó una, dos, tres veces. No había respuesta. Lo intentó de nuevo, pero cada vez que el tono de llamada sonaba y nadie contestaba, la ansiedad de Scaramouche crecía.

—Vamos, contesta... —murmuró, sintiendo el sudor frío recorrerle la espalda. Tartaglia siempre contestaba. Siempre. Pero esta vez, solo hubo silencio.

Después de varios intentos, el teléfono fue directo a buzón de voz. Scaramouche dejó caer el móvil sobre la cama, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de él. Era como si hubiera sido desconectado de todo, incluso de las personas más cercanas a él. No podía comunicarse con su mejor amigo, y eso solo alimentaba el miedo que ya lo consumía.

Se dejó caer en el borde de la cama, con las manos temblorosas. ¿Qué estaba pasando? Sentía una presencia invisible, una amenaza latente en el aire. Todo el mundo hablaba de él, pero él no podía encontrar respuestas. Revisó las redes sociales una vez más, pero cada noticia, cada comentario solo lo hacía sentir más perdido.

Sus ojos se posaron en un mensaje que lo dejó congelado. No era de un fan ni de una noticia cualquiera, sino de alguien anónimo.

Esto es solo el comienzo.

El mensaje no tenía remitente. Era una cuenta sin foto, sin seguidores. Solo esas palabras que resonaban en su mente como una advertencia. No confíes en nadie. ¿Qué significaba eso? ¿Quién le había enviado ese mensaje? Intentó abrir el perfil de la cuenta, pero estaba bloqueada. Todo lo que quedaba era la sombra de esas palabras, implantándose en su cabeza.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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